El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

lunes, 19 de diciembre de 2011

Homenagem.

"Escribir cosas que no se saben aún es un ejercicio funambulista, en el decir franchute: si uno se inclina un poco a cualquier lado podría caer, igual, al piso, ensuciando la prosa, dando vida innecesariamente."




Odalisque,


es, lo verás, insólito mi mensaje. Porque, en mi caso, otros se hubieran desbordado al primer instante. No se hubieran amarrado las manos. Ni escatimarían rincón del cuello que ponerle besos. Y, aunque una noche te los puse con la boca y los quité con la nariz, aunque encontré carne roja llenándote los labios, hoy no te puedo recordar. Y, después de llevarte de la boca a la calle, despidiéndote y cerrando la puerta tras de mí, me vi en la cara contorsión de risa, ni tan fija, quizás mendaz. Y me satisfacía, cerrando los ojos. Desas noches... quhemos ido perdiendo...

jueves, 8 de diciembre de 2011

A ver, querido, no es que sea justificación, lo que alegás cada vez que escribo. Pero el maestro ha dicho que ya no hay géneros, que no sescribe ya novela o cuento o poesía, que todo es escritura y con eso basta. No hay que responder más preguntas que la-de-la expresión. Y ya. Igual todos mantienen como unas ganitas de que la demás gente sepa que vivió, valga o no la pena saberlo. Mirá las cartas del papá, del setenta, guardadas en el cajón. Mirá los muchachos haciéndole músicas al tedio. Vila no hace sino crear, parece desesperado. Y yo, por ejemplo, paso horas en minútil correspondencia, divirtiéndome, haciéndole huecos a la pared de tierra contra la que discurrimos parados. Nada digno, tampoco. Y aun así, cuántas ínfulas me ha permitido darme, elocuente de noches... Estoy seguro, incluso, de haber registrado alguna verdad inédita, o, al menos, de haberle actualizado espíritu. Y no soy cuentista. Mucho menos novelista cuando no hay lomo pal'aparejo. Soy, por definición ajena, un "auto-expresionista", sabrán si a mi pesar, cuyo lema es "no soy capaz" y duerme demasiado. Mas se va viviendo. De pie en los tiempos cuestabajo del posmoderno, donde el valor se lextinguió en proceso inverso al brote. Y ninguno tiene idea de cómo es que sigue uno vivo. Tampoco necesitan saberlo, es cierto. Creador, crea, dicen; nunca dijeron cómo. Aquí pongo mi grano, en mi propio molde ques malo pero es propio. Aquí me he de ubicar en la historia, catorce lustros luego.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Anancástico, del griego anagkasticós, obligatorio: obsesivo.

"Pero seguí el denim que te apretaba. La invitación, y no lo negués, no pudo ser mejor."

Digamos que podemos hablar en primera persona, yo, aunque, ¿cuántas otras cosas no estaremos perdiendo al no decir él ve y sí yo veo? Ésto se le pregunta a un maestro. Entonces, yo esperaba en la esquina desde donde se ve el Miguel "Ángel" Builes, hablando, procrastinando, dirían, sin acabar de cruzar la Beatífica, donde estaba desde que movime de Bostón, hablando con D. el tío, lamentando la condición, recordando a risas las historias que siempre recordamos. D. el tío, esperando también, recostado contra el riel de la persiana, me decía que los años añejan a la gente, que nada es en nada lo mismo ahora que antes. Yo le estaba escuchando, atento y cabizbajo, asintiendo a tiempo, impecable hasta ver pasar el denim diciéndome hola o adiós, despacio, con su mamá o tía o su primastra política. La invitación del denim. Fogo lento. Constante. Démosle nombre o adjetivo al estado en que quedé, al lado de D. el tío, en medio de la conversación, anancástico. Entonces debí haberle dicho que las mujeres llevan en la boca sandía o chocolate. Y si se saludan se ven se huelen o se imaginan, vuélvese ineluctable el recuerdo del chocolate o la sandía, con todo lo que lleva eso en sí. La conversación no duró mucho más. No estaba en condición social, obsedido por una sola imagen. La llamita pertinaz à la soplete. Seguí caminando, esquivando, lamentando, asintiendo, mitigando mi camino a casa. Búsquele remedio al dolor que está usted en su casa, so I did. Nonán. Además, ¿quién saca en medio de la noche los labios chocolate que le besen hasta el sueño y amanezca sin ganas, curado del "dolor"? ¿Las mujeres de la televisión saben tenerse en denim y decir hola o chao removiendo, remordiendo, remorando? No queda otra salida, en primera persona, para poder seguir con el torrente de las otras cosas, sino el tobogán en bajada del desahogo en memoria de, catarsis dirigida; respirar sin mocos, tomar agua limpia. Aunque, hay que pregutar: porque escriba acordándose della, ¿le pesa menos al obseso su obsesión?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Al señor de Villalobos...

Se podría decir que todo es una ficción, dearest, porque estamos atravesados por la distancia. De lejos creemos saber qué le pasa al otro. El otro, que escribe para comunicarse, como le queremos llamar a eso. Si escribe, hace transacción de información entre Psiqué y Grafós. O sea, lo que él conoce lo pasa a la escritura y, como a toda traducción, le sobra viruta o le falta retoque. Se reinventa en la escritura lo que inicialmente tenía el hombre adentro. Sin insistir en la distancia en la que estamos unidos, entrecomillado. ¿Qué entendemos por "unión" sino presencia? Y, ¿a qué nos huele la presencia? A una letra. Un signo. Abren la ventanita, la del feis, a ver si, quizás, los textos los mencionan, a ellos o a veces a mí. Una frase de ayer en la ventana significa presence, vous croyez? Y entonces los vítores de unión, de intercomprensión —sin haber discutido aún lo que cada uno entiende por comunicación que el sólo conjunto de definiciones son la prueba de su inexistencia. Y creemos que estamos en lo real, haciendo lo que hacemos...

Boa sorte,

—Gustavo, otra ficción.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lecturas:

La visión de los vencidos de Miguel León-Portillas. La pregunta empieza aquí. ¿Cómo vieron los indígenas mal llamados la Conquista? Siempre nos hemos remitido a los coronistas de Indias como única fuente histórica para leer la llegada de los españoles a América. Pero, viéndolo bien, viéndolo, el choque que culminó con la total realización de la historia occidental, en palabras de Arciniegas, ¿no tuvo como protagonistas a europeos —italianos, españoles, portugueses— y los "naturales" de Tierra Firme, Nueva España, Islas? ¿Por qué, entonces, parecemos reacios a ver el otro lado del choque? Fray Bernardino de Sahagún, franciscano, nos ha contado siempre lo que Alva Ixtlilxochitl vio y sufrió y contó, en castellano, además. La edición mexicana de 1891 de sus Obras históricas es un homenaje a Colón, descubridor y gran líder de la empresa conquistadora.

Si a la Filología, como es dicho, le incumbe la cultura, y la fecha de 1492 marca la llegada definitiva de los europeos a América, donde "la historia empieza a caminar de otra manera", valdría la pena seguir indagando ahí, en la fisura que se revela al encontrarse dos cuerpos no antes vistos ni sospechados. La imagen que el uno se hace del otro. Tzvetan Todorov expone cómo el español ve, o entrevé, o no ve, al "indio", León-Portillas a la inversa, cómo el pueblo nahua ve a los seres de piel blanca, los que creyeron, una vez, dioses, los popolocas, los bárbaros. Digo, entonces, que buscar entre los pliegues del choque de los que nos dieron nacimiento sería rodear el escenario de nuestro origen.

Sin embargo, de esos dos cuerpos que chocaron violentamente en muerte, en robo, en violación, surge, a causa de la última, un nuevo cuerpo, casi tan diferente del español como del "natural" destas tierras, el fruto dese mestizaje: el criollo, "la formación de mundos nuevos en el Nuevo Mundo", "la creación de nuevos sujetos históricos mediante de los múltiples procesos de mestizaje e hibridación" (1). Este nuevo sujeto histórico, cuyo estadio actual somos nosotros, ¿qué imagen tiene de su antepasado el español, del nahua o muisca que se cruzó con aquél otrol?, ¿lo que sabe de ellos le revela algo de sí mismo? ¿Cómo se manifiesta este nuevo sujeto histórico, el mundo nuevo en el Nuevo Mundo, el cual será distinto e independiente en el XIX, cómo es caracterizado, en qué se parece o se diferencia de los anteriores? ¿Quién es éste nuevo? Si lo vemos, por ejemplo, en Los cortejos del diablo de l'ecrivain colmbien Germán Espinosa, ¿cómo manifiesta el narrador esta mirada inaugural? ¿Cómo las formas narrativas hablan de esa nueva visión en cuanto a la elección de esas formas y no otras?




A Marage:

-¿Vale la pena pegarme al concepto de identidad?



1. Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas (siglos XVI-XX) Pag. 7

sábado, 11 de junio de 2011

Sobre dios y otros...

Disquisición alrededor del tema de dios en la Semana de los Santos, la más plácida de todas con las que empieza el año. El Padre se inclina a lo que él considera bueno, como es natural. Tano no se sabe bien. Aida O, músico beatífico, rezuma el elemento cristiano. La lectura, al final, puede aburrir un poco. El lector asumirá el riesgo.


(Santo Sábado, “semana mayor” del año Once. La Beatífica Flor)

Personajes

El Padre

Tano

Aida O.

Tano:

“Dios ha muerto” —Nietzsche

El Padre: “Nietzsche ha muerto” —Dios

Tano: Y, Padre, sí: Niezsche murió el veinticinco de agosto del 900. Nada nuevo. En cuanto a dios, ¿no murió, pues, ayer?

El Padre: El asunto de Dios es complicado, pero hay que abordarlo al estilo de San Efrén, que afirmó: "Acércate a Dios como adorador y no como crítico".

(Pausa, continúa después de revisar su casa de citas, referida a constancia)

Ahora bien, muchos se atreven a considerar sobre Dios, a ponerlo en entredicho; pero qué tal si pensaramos igual que George Bernard Shaw, cuando expresó: "Cuando Dios creó el mundo vio que era bueno. ¿Qué dirá ahora?"... ¿Qué piensan que está dilucidando Dios sobre los que lo critican, niegan u olvidan?

Tano: La crítica va, no hacia dios —lo que sea que llamen dios y no todos necesitan— sino a lo que han hecho los que se llaman sus ministros, o, la institución a la que representan. Dios puede que esté bien. No importa mucho tampoco. Entonces, les decimos "Dios ha muerto" —sin ofensa, sino con burla— a los parroquianos que matan a su Dios cada año para sentirse "cristianos". Como Gandhi: "Yo sería cristiano, sino fuera por los mismos cristianos".

(Entra Aida)

Aida: Celebración y conmemoración de un evento mundial. Una historia que dejó ejemplo de vida, no de muerte, mejor aún si pensamos quién será capáz de dejarse torturar o burlar. Nosotros somos poco pacientes e irrespetuosos en algunos casos. Igualmente, Dios no necesita de nosotros, que seguro somos los que podemos estar un poco "enredados", incluso desde antes de Cristo y posiblemente en la actualidad con más intensidad. De donde cabe resaltar que un principio importante es amarnos los unos a los otros, respetarnos, hacer buenas obras. Tambien es de mucho respeto reconocer lo importante que han sido varios autores de libros y postulados que generan diferencias y cuestionan nuestras creencias y comportamientos, pero creo que es más sencillo pensar en nuestras obras y la tranquilidad de nuestra vida, es decir, estilo de San Efrén.....como bien lo menciona El Padre... Por lo demás celebramos vida sobre la muerte, con un elemento bien complicado... muerte de una persona que resucitó y la Fe permite creerlo, no los ministros que bien o mal administren nuestra Iglesia. Seguro que Dios siendo un padre bueno nos quiere bastante y a todos escucha muy bien dichos cuestionamientos. Esa es la vida, de diferentes maneras buscamos algo muy natural y común... es de cada uno...

Tano: Me parece, a la luz de todos los días y las calles de la Beatífica ―Santa Rosa―, que la idea de dios no es necesaria, y, como todo, ni buena ni mala. Al menos en la medida en que un escéptico no tiene peor vida que un fervoroso azótame-el-costado-izquierdo. El que acepta ver por sus ojos sin el matiz de dios no sufre menos que el más pío de los padres y en ambos casos, inevitablemente, llega la muerte y da con ellos al mismo hueco… a nuestros ojos, claro, “la lluvia cae de la misma forma sobre el justo que sobre el malvado”. Y como nunca se podrá saber quién tenía razón, usted o yo, porque además de especulaciones poéticas, en lo del humano hay pocas cosas ciertas, no veo por qué apasionarse tanto con divertimentos. Punto aparte. Hablemos del hombre: no somos nada mejor que los perros, a quienes domesticamos, ni de las demás especies vivas. El lenguaje puede que sea la única diferencia, o sea: símbolo, luego espíritu. Le vino al hombre por azar y naturalmente. Pudo llegarle a otra especie, pudo ser que el hombre no evolucionara a lo que es ―estamos de acuerdo en que eso hubiera sido lo ideal― a tal extremo de no existir hoy. La religión vino después, hija del lenguaje. Dios: una palabra, incapaz de “desenredarnos”, es el hombre quien actúa. Bajo la conciencia de todo esto, ¿por qué tendría el hombre que administrar su espíritu únicamente, exclusivamente, a través de dios, su segunda invención más rútil? En la Beatífica, Santa Rosa, posiblemente sea para mantener “la tranquilidad de nuestra vida”, y no desbordarse. No sé, todo es especulación.

El Padre: Vamos a ver cosas incontrovertibles. Si no me creen a mí, créanle a pensadores de peso. Cómo les parece esta perla: "Dios es el gran silencio del infinito. El mundo todo habla de El y para El nada de lo que se diga lo representa tan bien como su silencio y su calma eterna", y eso que es nada menos de Eliphas Levi, el ocultista y escritor francés. Esta otra cita, de la filósofa alemana Edith Stein: "Quien busca la verdad busca a Dios, aunque no lo sepa". Y esta de Albert Einstein, que casi nadie lo ha oído mencionar: "El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir". Y para cerrar, intentemos explicar con Avicena algo interesante sobre Dios, y es que todos, incluso aquellos que niegan la existencia de Dios, tienen en su mente la noción de Dios; si no la tuvieran, no entenderían lo que dicen cuando afirman que no existe. Ahora bien, esa noción es la del Ser más allá del cual no cabe ni siquiera concebir algo más perfecto. Pues bien, ése ser perfectísimo ha de existir necesariamente, pues, de no ser así, cualquier cosa que existiera sería más perfecta que Él y eso sería contradictorio. Por lo tanto, es necesario que Dios exista. ¡Y existe!

Tano: Sea, sí: dios existe. Siempre lo hemos reconocido, inicialmente al decir que ha muerto. Pero no discutimos la existencia de dios. Como dicho antes: si existe o no no debería importar: el mérito del hijo es creer ciegamente en su madre. No es negocio del Dalai si la paleontología demuestra con rigor científico la inexistencia de Siddhartha Gautama. El místico se dedica a vivir a dios y no tanto en definirlo. Además, es tan etérea la cuestión, que cada uno, como desea, elige una de las posibles interpretaciones, así Ovidio decía, casi en refrán, que “es conveniente que haya dioses, y como lo es, creamos que los hay” y estamos totalmente de acuerdo. Mientras las iglesias sirvan para consolar al hombre de haber nacido para morir, que le oí a Unamuno, nadie tendría problema con ellas... Lo bueno de estos temas es que como con el arcoiris, nadie sabe ni dónde empieza o termina.

El Padre: Esto se pone interesante. La existencia de Dios es importante para la Humanidad, porque en definitiva es útil. Y esa utilidad se evidencia en el ideal de trascendencia de los seres humanos -trascendencia en el tiempo y a la verdad- que se fortalece a través del conocimiento y la fe. Dios es útil porque da sentido y esperanza a la Humanidad y motiva las más nobles acciones y las más recias virtudes en el proceder. Dios es útil porque, invariablemente en su perfección, permanece como testigo de la imperfección humana y como ideal de ética, promueve la dignidad y la confianza en el Hombre mismo.

Aida: Definitivamente señores, este intercambio de ideas es cada vez más interesante, sobre todo con los aportes de Carlos Julio, el Padre, quedo un poco corto de palabras. Vale resaltar que es la mejor manera de plantear una discusión o simplemente un tema que nos parece importante, eso sí, respetar nuestros derechos y dejar que cada uno se exprese libremente, además de compartir nuestras creencias (decir lo poco que sabemos y reconocer que nos falta mucho, pero eso se puede ir logrando cada vez que tenemos la oportunidad de tener vida en la tierra). Luego de hacer énfasis en el respeto y la libre expresión, es muy difícil para mí dejar de lado un tema que espero ustedes comprendan, que permita cuestionarnos y ser reflexivos como personas cultas y grandes que somos...: cuando escribimos dejando posiciones muy precisas sobre el tema de conversación de estos días, creo que es porque, si bien estamos viviendo en un lugar reconocido por su tradición como lo es el Municipio que más quiero y llevo en mis afectos, Santa Rosa de Osos, no entiendo y creo que no es de concebir que al representar un bar "Bucósqui" que me invita a la cultura, a leer un libro, a compartir sanamente un trago con amigos etc... tengamos que evidenciar comportamientos que nos son propiamente los más respetuosos y ubicados justo en el momento en que pasa una gran cantidad de personas que de acuerdo a su Fe, están celebrando un evento, que a lo largo de la historia es de gran importancia espiritual y si lo queremos llamar también como expresión de una cultura Santa Rosana... Pues me explico mejor... ¿Concierto de rock versus Procesión en un día, para los católicos, Santo? Comento lo siguiente... de una manera jocosa... Se imagina Tano... sábado a las 10:00 de la noche un personaje... puedo ser yo y 30 señoras con un megáfono haciendo el Rosario en la puerta de su Bar?... Eso jamás lo haría un católico, así que por favor reflexione sobre sus programaciones que no son malas, horarios y demás comportamientos, a la hora del paso por la calle de una procesión religiosa, no es mucho pedir, es lo mínimo que debemos hacer las personas sensibles como usted y yo, sentido común compadre... si hay una vaina que no nos gusta y no es de mi asociación, concordancia o afiliación, pues por lo menos respetemos el espacio y saquemos a flote la paciencia, sensibilidad, respeto por las diferencias y demás virtudes, valores o como lo queramos llamar, que son parte o resultado del conocimiento y el crecimiento personal... Mejor dicho hermano, preferiblemente conversemos, como lo hemos venido haciendo y no hagamos parte de comentarios que dejan muy mal a un lugar que en mi opinión es de muy buen aporte para el pueblo como su Bar. Con respeto y cariño.

Tano: Comencemos: primero, es verdad que debería expresarse mejor: el concierto era Ska, género lejano lejano al Rock. También comprendo que, por no querer escuchar el toque de Skaína, banda, además, hecha por beatíficos, es decir: gente activa santarrosana, ni ver a Lars von Trier en una obra capital del genio humano, no lo percató, pero, compadre, la musiquita se deja disfrutar, basta escucharla y bueno, usted mismo dice ser músico... Segundo: no era un "versus" como lo quiere ver usted, tal vez herido, como piensa Nietzsche de los cristianos; era un "además", un poco más comprensivo con el público, con las múltiples culturas que cohabitan en La Beatífica Flor, donde los rituales cristianos conforman una sola entre todas las otras culturas. Tercero: sentiría mucha lástima si llegara usted con otras treinta señoras a rezarme rosarios, los carros los enmudecerían en plena calle; además, nosotros ya hemos sentido, peor que un megáfono cualquiera, el de la Capilla Humilde de la Beatífica, en la puerta del bar; no estuvimos muy contentos, pero tampoco dijimos nada, por lo del respeto y eso. Se puede convivir así. Se puede. Y, hombre, la Beatífica ya tiene algo de ciudad —con nostalgia de lo bucólico— que en lengua cristiana quiere decir: habemos tantos que, por principio, tenemos que ser diferentes, es decir, no todos van a la procesión o a misa los domingos o los miércoles, así como existe también Mahoma y Buda y Shiva y el Tao, cada cual decidirá. Entonces, para los que no quieran hacerlo, Bucósqui va a estar abierto para ellos. Para ellos nuestro comportamiento no nos hace "quedar mal", como cristianamente muy bien dice. Nosotros somos los mismos durante el año, no esperarían que cambiemos porque esta semana es símbolo de una cultura. ¿Las otras qué? ¿Heredan los ritos de esa cultura porque habitan el mismo espacio? Ciudad ciudad, compañero. Y, claro, diálogo.

jueves, 2 de junio de 2011

El dandy desafiante de Presunción Silva

El dandismo es una institución vaga, tan extraña como el duelo. ―Baudelaire

I want a hero: an uncommon want, when every year and month sends forth a new one. ―Lord Byron

Prolegómeno a De sobremesa

Rafael Gutiérrez Girardot inicia su prólogo a De sobremesa de José Asunción Silva argumentando por qué, para él, la obra no fue bien recibida por el público bogotano en su publicación. Sugiere G. Girardot que la crítica no había entendido la obra dado que ésta “no correspondía a las nociones de novela reinante” La figura del dandy artista, desarrollada ampliamente en la novela por mediación de su protagonista, José Fernández, alter ego de Asunción Silva, no correspondía, mucho menos, a la figura de héroe reinante. Es decir, el personaje retratado en De sobremesa, un “héroe dandy” artista, aristocrático, ¿vanidoso?, incómodo y crítico, no valía la aceptación de sus primeros lectores: los coterráneos de Silva, que Fernández llama, contradictoriamente, burgueses, siendo uno él mismo. Su ostentosa figura de aristócrata de abolengo, trasluciéndose, tal vez, en vanidad y presunción, entraba en conflicto con principios cristianos o conservadores, también “reinantes entonces”. El conflicto se explica en parte desde la mala interpretación que se hace de la vanidad del dandy, un asunto de aristeia, de superioridad aristocrática del espíritu.

Por otro lado, la construcción misma de la novela revela al artista dandy que la compone. El hecho de ser un diario, o sea, la primera persona de Fernández-Silva, y de que el tema del diario sea un viaje al centro de la civilización occidental, un “viaje sentimental [de] las sensaciones del sujeto” dice Girardot, sustentan la tesis de Andrés Lema refiriéndose a De sobremesa: “la novela como construcción y exploración del yo”, un yo-dandy. G. Girardot resalta su condición de novela de artista, solución al problema planteado al autor de justificar su “existencia poética” social y moralmente. Todas estas características formales, aunadas al contenido de la obra, develan un autor político, si se quiere, que se opone en gran medida al público lector inicial. La figura del dandy, rasgo de primera importancia en De sobremesa, amplía la discusión. En aras de profundizar bajo esta luz, proponemos rastrear las siguientes líneas: ¿qué hay de dandy en De sobremesa? Esta respuesta, con algunas consideraciones previas, ¿qué nos revela políticamente, por ejemplo? Y esto último, ¿cuánto influyó en el rechazo que sufrió la obra?

Dandismo

El dandy es, irrefutablemente, uno de los personajes más singulares del panteón literario occidental. Adepto de la distinción, brilla sobre los demás con matices de alto aristócrata, esteta, narciso, orador, amante, quien “gozará siempre, en todas las épocas, de una fisonomía distinta y completamente fuera de lo normal” (Dandsimo: 107). Rastreado en el César, Alcibíades y Brummell, narrado por Chateaubriand, Baudelaire o d’Aurevilly, el dandismo ha estado entre las letras bajo su actual nombre desde el siglo XIX en la literatura anglosajona como una forma peculiar de vanidad, como “la vanidad inglesa”. Charles Baudelaire, en El pintor de la vida moderna, define al dandy esencialmente como “el hombre rico, ocioso [quien] no tiene más profesión que la elegancia”.

Individuo desclasado, hastiado de la sociedad burguesa: hay que tener en cuenta desde ahora que el dandismo surge a causa del tedio, “para ser elegante es necesario gozar del ocio”. Según el novelista francés Honorè de Balzac, tres de las condiciones de la vida elegante son: primera, la finalidad de toda forma de vida es el reposo, el cual en exceso produce el spleen, segunda; tercera: “La vida elegante, en la más amplia acepción del término, es el arte de alentar el reposo” (Dandsimo: 25). Tales son las condiciones de Fernández-Silva; ahora, alentar el reposo excesivamente, así como en exceso causa el spleen, en José Fernández causa una gran insatisfacción, primero; segundo: caídas nerviosas al Maelström.

Crece el dandy en ambientes lujosos y rescátase, sobre todo, su divino talento. Si consideramos que el talento no se consigue con dinero, que es un don que se reparte de a poco, selectivamente, fuera del alcance del burgués, podríamos, entonces, afirmar que ubicamos en este punto la médula del heroísmo del dandy. Lo caracterizan primero una frivolidad marmórea que para algunos es puro estoicismo, segundo su gran vanidad, resultado reflexivo del contraste de lo bello con las cosas del mundo. Que poco tiene que ver con la excesiva toilette que no es vanidad sino la manera más diáfana de ser distinguido. En De sobremesa, obra de albores del modernismo, el protagonista además de ser, oponiéndose a ello, artista, es el clásico tipo dandy decimonónico que, incluso, viaja de Londres a París y Nueva York y habla castellano criollo.

Con Wilde se introduce una actualización al concepto de dandy. Salvador Clotas sugiere una liberación por parte del dandismo de “la burguesa terminología romántica del arte”. Desliga al arte de cualquier base ideológica o moral porque, supone el dandy irlandés, el arte es amoral. Sólo ha de importar el genio, la inteligencia y el gusto refinado. Los últimos constituirían, si se puede, la areté del heroismo dandy: su virtud. Se establecen, como nuevos valores, la frivolidad, la paradoja y las mentiras, la ficción. Para los escritores que dedicaron su pluma al tema del dandismo era éste una especie de rebeldía, con “su propio repertorio de valores”, opuesto al sistema moral burgués (Dandismo: 13). El dandy, es, en parcial conclusión, “el último destello de heroísmo de las decadencias” en palabras del poète parisien.

Aristocracia/Burguesía

La Revolución Francesa puede leerse, à la Balzac, como “una cruzada contra los privilegios”. La burguesía, cansada de ser la única que trabajaba mientras la aristocracia era incapaz de hacer nada más que gozar de su ocio, supo imponérsele dividiendo con los viejos dueños los problemas y la riqueza. Se reconstituyó la sociedad “rebaronificándose”, más específicamente. La burguesía también está en el poder, pero una burguesía que aprecia los valores aristócratas y no duda en adoptarlos cuando lo considera preciso. Una vez consolidado el pacto con el que gobernarían los nuevos socios, le mostraron al pueblo los dientes advirtiéndole. Y, ¿por qué los mercaderes cada vez se parecen más a los señores? Porque aquel que “domina a los demás, habla, come, anda, bebe, duerme, tose, se viste y se divierte de otro modo que la gente despreciada, protegida y dominada” (Balzac, 1974: 40) He aquí el nacimiento de la vida elegante, madre cortesana, entre muchos, del petimetre y del dandy.

Si decimos que fueron repartidos los problemas y la riqueza entre ambas clases, decis que el poder fue cedido en parte, de las manos de la aristea a los mercaderes. El ocio, recuerda el lector más arriba, es una condición sine qua non del dandy, además del dinero. Y el ocio, para la clase burguesa, de motivaciones pragmáticas, “ahora en el poder”, era condenable, marginando socialmente al artista. Surge otro momento crítico: el artista, siendo él mismo burgués puesto le es al dandy necesario “tanto en el vestido como en la ideología, el orden burgués de las cosas” (Dandismo: 12), vase en contra de la burguesía basándose en valores aristócratas para oponérsele, llamándola vulgar, si se tiene en cuenta el nacimiento de la vida elegante. José Fernández, por ejemplo, siendo de una familia adinerada, critica sus costumbres, mina los fundamentos de esta clase. La entrada del diario del día 26 de julio es una muestra de ello: en un ambiente europeo cosmopolita, se dedica el narrador del diario a renegar lo que para él es vulgar en cada una de las personas que ve: “gomoso parisino, que cuentas tus groseras aventuras de taberna y de burdel”. La vanidad del dandy impide rotundamente la vulgaridad.

Fernández-Silva

José Fernández, alter ego de José Asunción Silva, además de revelarnos información acerca del autor ―su intención―, se revela también, en su naturaleza de signo, como el síntoma de algo más. No en la misma medida que cuando decimos agua la sed o el fuego es el síntoma, pero sí en una relación similar. José Fernández simboliza los valores del dandy en una sociedad burguesa que es “copia de copias de lujo abigarrado de la gran burguesía europea”, piensa G. Girardot, valores que, en su obra, le pudieron haber costado el olvido, como le costó un primer rechazo.

El narrador sugiere que Fernández, “la máscara de Silva, como su creador”, creció en casa elegante, los Fernández de Sotomayor y Andrade, aristocrática e influyente. Fue dotado de una fortuna “lo suficientemente rotunda como para pagar sin vacilación todas sus fantasías”, que siempre añoró Silva: si bien parte de la novela es autobiográfica, la suntuosidad constituye una ficción, ya que, José Asunción, aunque de cuna, alcanzó a conocer la miseria. Fernández tenía la capacidad de costear todas sus excentricidades. Y si no, en un caso extremo, sabe el lector que posee las habilidades para conseguirlo. O las amistades.

El rasgo dandy de José podríamos llamarlo vitalidad intensa e insatisfecha por conocerlo todo, “alentar el ocio”, dice Balzac. La actitud del protagonista contrasta con la quietud de “la vida burguesa sin emociones”. Con respecto a las excentricidades de Fernández-Silva, leemos justo antes de la entrada en el diario del día 25 de julio en Interlaken: cuando el relato del diario es interrumpido para dar la voz a la narración primaria, la macro-narración, dice, de Fernández, Saenz, un médico amigo, que lo que le impide ser poeta son “los pasteles trufados de hígado de ganso, el champaña seco, los tintos tibios, las mujeres ojiverdes, las japonerías y la chifladura literaria” (De sobremesa: 217). Excentricidades algunas rayanas en la insania, cuéntanse noches orgiásticas opiadas, que llevan a desequilibrios emocionales bastante originales, como el deseo ginecida, a veces llevado a la acción, de asesinar a sus meretrices. Es, precisamente éste, el escenario donde se desenvuelve José Fernández: una dualidad, marcada por la intensidad, entre su yo sensual y su yo intelectual.

A modo de conclusión

El dandy, un personaje frecuente en la literatura occidental, con todas las características de un héroe específico, el héroe dandy, rastreado en José Fernández, protagonista de De sobremesa de José Asunción Silva, el cual influyó esencialmente en la construcción de la obra e infortunadamente en la recepción de la misma. Primero le dio características formales eligiendo, como vanidoso, su formato predilecto: la primera persona: el diario; el tema fue un viaje sentimental para contar cada una, en detalle, de las sensaciones del protagonista, que en este caso significa, también, al autor; recordemos: Fernández-Silva. La presencia dandy en la obra, además de otras razones de G. Girardot en su Prólogo a la novela, alimenta la discusión alrededor del rechazo inicial que sufrió la novela. Una voz impertinente, que nace burguesa y muere aristócrata, es, al lector decimonónico, un inconveniente de la obra. El asunto se explica, como establecimos antes, a una mala interpretación, a un prejuicio. Se recomienda indagar aquí.

—G Ochoa V.

La Beatífica Flor, Mayo 30 del Once


Bibliografía

El Dandismo (Editorial Anagrama, Barcelona: 1974)

De Sobremesa, José Asunción Silva. (Círculo de Lectores S.A., Bogotá: 1984)

“Prólogo”, Rafael Gutiérrez Girardot. Aquelarre (V. 4, N. 8, Tolima: 2005)


lunes, 23 de mayo de 2011

Justificación




"Only unfulfilled love can be romantic."
—Woody Allen

"...ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar."
—Rodríguez


Basado en el hecho de que las manzanas son rojas y el cielo azul, como el poeta de Big Fish, y…, ja, mentiras! Es la forma de presentarme a vos, Lise bonita. Mi justificación: pero primero mi temperatura, como aconseja González: Summertime de Seacrest:(http://www.youtube.com/watch?v=PySJd54Ilx0). Después de leer las frases cortazarianas en tu ventana, me ubiqué en otras noches más felices en la Beatífica, noches donde Julio y vos en American, un jueves de tango y Solís, después de la semana, antes de Bucósqui. Todo era muy distinto; como con Neruda nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, más o menos. Aveces me contristan estas cosas. Pero las tristezas se llevan debajo del bolsillo de la camisa todos los días hasta que, en una ventana, se entretiene tanto el espíritu, perdón ―lo que dicen genéricamente llamar espíritu―, ...leyéndote por esa ventana, cocinándome plácidamente en vos como recuerdo, como posibilidad, como imagen estética del Face…

[Hay momentos en los que me creo enredar, de esas cosas que uno no acaba de convencerse, pero las presiente. Yo, para efectivamente no enredarme, escojo la mejor de las posibilidades que es la omisión, en este caso, por lo menos. Es decir, me pude haber enredado como no me pude haber enredado, cualquiera de las dos antes de enredarme era posible. Actuando en analogía con lo anterior, como puedo y no creer que estoy tomando una cosa por otra, enredándome una y otra y una otra vez, entonces omito lo real y elijo la segunda posibilidad, diciendo:]

Esa noche Lise, ya me había quitado el buzo y la bufanda y la barra la tenía mojada con aguardiente y agua. Todavía no fumaba. Y, mientras Julio, del otro lado, al frente mío, cantaba los Panchos o los Tres Reyes o Edmundo Rivero, yo ponía la copa para pasar las páginas del librito que me regaló Carlitos, el que escribió Rayuela, leyéndote a vos ahí en el sentido de esas líneas: eras un para-sentido almibarizador. Eras como una esperanza, un posible camino esa y esas noches que volviste a recordarme hace cuántos quince días, con Claudia, la otra ondina; bajando por la quesera, sin mirarme, me dijiste pudo haber sido perfecto, Tano, pudo haber sido… Yo asentí y asiento sacándole el dedo a Woody Allen en la película “Whatever Works”. Porque las posibilidades que no han sido no son ya del todo desechables ni muertas, ése es el asunto. Además, en su condición de recuerdo, poetizan a todo aquél que goce de facultad poetizadora que la vida reparte de a poquito. A vos te llegó, como larena, de apuñados, exquisita, derramada. Ah Lise…y cómo me acuerdo…

Y, no, o sí, pero hay que volver a lo serio, a seguir haciendo confetti pal olvido, archivándolo, otro escaloncito a… lo mismo. Nada. Sobre esto no hemos hablado lo suficiente aunque sea de lo único de lo que hablemos, cariño, la vie… ¿Has salido con mejores conclusiones acerca de esto en el tiempo que no sé de vos? Yo, por ejemplo, sigo mordiéndome los dedos, ja. La justificación, ahora sí: te vi, me acordé de…, me acordé y me enredé en…, con citas de Cortázar y Amélie, con una noche en específico. Y, Lise, no me interesa no hablarte. Así no se toquen o sí las manos. De esto se trata todo, hubiéramos podido ahorrar diciéndolo simple así: "qué tal, la escuela, los niños, el clima, los novios, el café, la academia, libros, camas, pelis, tardes, pero no lo dije así, lo siento...


Aur'voir,



—G Ochoa V.
La Beatífica, 22 de mayo del once.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Diario de "Dandismo..."


Un blog es para todo. Si no es para informar, tendrán que entretener y si ninguno de los últimos, quién sabe a qué vicio lo consagrarán. Yo no me abstengo. No soy como algunos compadres que, so pretexto de indigestión, no hablan sino de una cosa y se alertan si oyen hablar de otra, como quien quiere evitar una respuesta. Este es, borroso lector, el diario de Dandismo..., un vuelo al rededor de la figura del dandi en la literatura, De sobremesa de Presunción Silva. El tema, la metodología de trabajo, el talante del narrador, apenas se van gestando. Recientemente terminé la novela con un gustico casi agradable de reconocer en Silva un sentido que jamás le hubiera dado, que manifiesta un tipo decimonónico deleitante y predecible casi. La aristocracia agoniza mientras la burguesía, en condición más vital, por supuesto, se le acerca, la adula mientras
le roba los camafeos y candelabros de la mesa —un muerto no los necesita— y se mofa, luego, de una clase desapareciendo en vivo y en directo; lo último que se pierde es la fachada. ¿En qué posición está el dandy dentro del escenario propuesto?, Silva, como personaje anfibio, dice Gutiérrez Girardot: burgués que critica la burguesía, ¿qué aporta como personaje dandi en esta problemática, en la construcción misma del texto; quién sabe, cabría la pregunta: ¿cómo pudo haber afectado un comportamiento de la vida elegante, como llama Balzac, en su tractatus del mismo nombre al dandi, en el Silva biográfico, reflejándose este efecto, luego, en la obra? Pero eso es materia de otros departamentos.

Paréntesis subjetivizante: no por nada, no piensen así, que levanto la mano, hago la señal de time-out y ya, a vegetar, ¡no! Es una lucha. Escoja a alguien, póngale a contar una historia que se sepa, antes de llegar al final del relato, ¿cuántas veces habrá dicho yo, o me acuerdo, o a mí? ¿Cuántas? Uno siempre habla d'uno. Constantemente el sujeto está inmiscuido con el objeto, percibido por sentidos o razón. Un artículo de carácter científico, supuestamente, tendría que hacer la diferencia tajante entre lo que es objeto y lo que es sujeto, asegurándose el autor de eliminar la última categoría categóricamente en la producción escrita, valga la redundancia. Esto, en teoría, si el sujeto tuviera la capacidad, y la voluntad, de autocastrarse en sus enunciados. Pero, como saben Saavedra, Faulkner, Rulfo, el narrador es una coordenada de la obra que, si bien puede ser mero instrumento, las más de las veces es tan complejo como sus personajes. Quien cuenta se puede también expresar, nos dijo, en el Quijote, Cervantes, casi cagao de la risa. A la mayoría de las gentes se les olvida que el narrador, al igual que los personajes, son construcciones intencionales de un autor, o sea, él ponderó, entre varias estrategias, una y ésa fue que su voz contara su libro, literalmente. Trasladarse de personaje biográfico a personaje ficcionalizado, a una función narrativa que juzgue y critique y se ría y se sorprenda y sienta lástima y dolor por sus criaturas narradas. El narrador es la otra forma de "poder ser" objetivos. Cierro paréntesis.



Journal entry:
May eighteenth o'eleven.

Although this is supposed to be the diary left apart for ten days now, the hebdomarium you could call it, I'm still writing about everyday life here. It is paper afterall and the pen I hold makes sure the job is getting done. There is always some element of surprise in things writers say. Writers meaning superior spirts, not exclusively enlightened, but wise and beautifully coherent, nothing more. Dandyism in De sobremesa, a problematic translation, by the nineteen century poet who sang about Paris and saw the light of existence at the Andes, more precisely: Bogotá: José Presunción Silva.

What is dandyism? I'll trace this concept along Balzac's words in his tractatus about elegant life. To chose one line, to explain it, to elaborate it in relation to the novel referred. The arguments found at the Prologue by the catalan writer Salvador Cotas should suffice. Eventhough this entry in my wishlist article seems prerogative: I'd love, if the distracted one who reads me is attentive, to ask you for the text Gutiérrez Girardot made about Silva's dandyism, it would mean so much to me


After registered the info. the latter contains, it will itself develope the thesis I'm configuring out of the initial question:

How does the phenomenon of dandyism manifests itself in De Sobremesa, more precisely in its protagonist, alter ego to his author, Fernández-Silva. To what extent is the frivolity dandyism represents the reaction to something else, symptoms of epoch, perhaps? The thesis starts to build its own body as the question deepens with our investigation and reflexion. It's a matter of patience and curiosity, I've come to believe.

viernes, 13 de mayo de 2011

Dibujando: Lola Guterre

Una noche, cuando Malvá Daluz, vine a la casa: estaba más vacía que cuando no había nadie. Como si yo estorbara adentro. Me tiré a la cama. Dormir, porque a qué o sobre qué meditar cuando, antes de…, uno sabe que el saldo está en contra. Me acuerdo mucho, pensando en esa noche, de los gringos y su color azul. No había voces de consuelo en el aire, como si esa noche las ánimas me hubieran desertado. Ah noches que, como ésta, siéntese el espíritu más alejado de todos que cuando no está. Uno está tirao. Y la dueña de los cuerpos del cuerpo de esta tarde duerme a menos de cien metros de mi cama. Se llama Lola Guterre. En Medellín se sube a otros buses y en la Beatífica prende siempre el fogón equivocado. Luego siente remordimiento, me dijo, que con la plantilla de instrucciones al frente y todo, ni así soy capaz, psst… El olvido. Un embolatado, perdido.Pistiandad: condición de ser pistiano, de Spistá, despistado…

Sobre Lola Guterre, prima de Maira Guterre, mujer de Sancho Panza, pudo decir don Quijote en uno de los volúmenes apócrifos, no reconocidos por la RAE, enamorado della perdidamente al regresar de…, derrotado.Tal parece que al llegar a tierras manchegas, a la casa de Sancho, visitábales la prima de su esposa quien a los ojos de don Quijote se le representaba como la misma imagen que había inventado de Dulcinea del Toboso, tan distante de la verdadera y simple campesina Aldonza Lorenzo. Don Quijote no descendió de Rocinante cuando ya decía:

―Dulcinea ―sosteniendo la mano de la Guterre―, cautivo me han dejado las vuestras manos, sendos brazos, dedos, y demás partes del cuerpo, mujer blanquísima, como una legua de nubes, de muselina blanca, de confites de menta; ninfa del norde frío, fábula de las gente, Dulcinea ―y permaneció arrodillado en silencio.

Todo esto, viéndolo Sancho, inquietóle mucho pero, al ver que la prima de su mujer no se curaba de la locura del hidalgo sino que parecían entretenerla los disparates de don Quijote, no hizo nada. Callaba y quedábase la Guterre, con la mano en su mano, ya varias veces besada, atenta a sus palabras.

―Locura es no entender ―dijo don Quijote― el resto al uno, el uno a todos, todo como todos, tal cual son, nunca… Qué loco quien conozca la belleza: es inocente, cree en el primer jardín.

Correspondencia: la nostalgia


Hombre Elkin, compadre poeta,

Me encontré esto que había dejado a un lado, le cerré la ventana y ya. La intención era enviarlo, sólo que, ahora recuerdo, se me había escapado en los hoyos ocasionales en que la memoria mete el pie —que es decir la pata, se le olvida! ¿Cómo va el Norde? Y bueno, te subordino en esta lectura a otro texto de otro día de otro Tano, seguramente.

Buono vento!


Sin título número XI

La Beatífica Flor, Colombia:
13 mayo, 201-

Le oí esta semana a Philippe Noiret, en Nouvo Cinema Paradiso, de Tornatore, despidiéndose en italiano de Toto, el protagonista, quien se iba del pueblito mediterráneo a la capital, Roma, cuando le decía, abrazándolo, “no puedes sentir nostalgia”. Si, entre sus planes, estaba vivir la vida a la manera de Silva, sintiéndolo todo, era su deber irse del pueblo, no regresar, nunca llamar y, por si algo, si regresas a mi casa ―le dijo a Toto Alfredo―, no serás bien recibido. Toto, efectivamente, nunca volvió a asomarse a su primer jardín, la Parroquia, hasta que Alfredo murió. La nostalgia… Por ahí hay un textico que podríamos repasar para llegar a alguna conclusión en cuanto a la nostalgia, ah no: a la melancolía, posible hermana o hermanastra:Anatomy of Melancholy de Robert Burton.

Lo que más me sorprende es que lo veo, en una primera mirada, como un caso de nostalgia inversa en la exacta medida en que el objeto de lo nostálgico sea la unidad: la casa, el primer amor no del Dante ―que para Borges es el inferno―, sino el de Don Quijote. La nostalgia tiende, en mi caso que debe de ser el de muchos, al mundo infantil que todavía se recrea y añora. Lo perfecto, lo bucólico, antaño… Entonces se extrañan las ceras del barrio donde, escondidos, empezamos a libar los gusticos de la vida. Nostalgia inversa porque, digo, ésta es mi casa: las montañas verde Bilbao, arquitectura collage vómito, distinguiéndose en la masa vetas de colonialismo, modernismo y abstención. Tierra de la leche y miel, ésta es mi casa, la Beatífica Flor, Santa Osa de Rosos, que habito, que vivo los fines de semana, etílico, concentrado en Bucósqui, el bar de las moscas. Y si el tren de la vida discurre estacionado en la casa ―no horizontal sino verticalmente―, ¿por qué nostalgia?, ¿qué pregunta no te contestó tu madre?, ¿no bastó la confesión o la ablución o la penitencia?, ¿o la unidad se te diversificó y reclamás casa más allá de la cuna donde se te abrieron los ojos? Nostalgia, saudade…

Yo no sé, qué pecado Y… los asuntos literarios, ¿cómo van? Además de escribir, ¿qué andás haciendo? ¿Dalí? ¿Alguna gaceta? ¿Tu hija? ¿La literatura estando vivo en Boston? Hace mucho que no hablamos y ejercitase en la correspondencia es provechoso al espíritu y a la memoria, entre otros. Y vuelve uno a tirarse por el tobogán que los griegos dijeron llamar catarsis y cierra la ventana del mail y abre los libros que, también en condición de ventanas, dan a la vista, al oído, al olfato y así...

—G Ochoa V.

domingo, 8 de mayo de 2011

Wishlist, oj-alá...

Como sé que de nada sirve decirlo, igual lo digo. Peor sería escoger el silencio, dejando la posibilidad abierta a... uno nunca sabe. Por eso, y porque no tengo nada mejor que hacer, subo mi wishlist, y dios proveerá, oj-alá, algún distraído se aplique en cumplirla. Pues, así, señor o señora distraído-da —spistiano-na—, tengo muchísimos deseos y, póngole unos de ellos, con la esperanza de verles realizados, à votre guise. The anatomy of melancholy, que vi reseñada en un texto sobre la estupidez. Poético desde el rótulo. Robert Burton... Eso primero.

Segundo:... Un camafeo con la imagen de Miles Davis grabada y en óleo color piel negra. Si con esto les ofrecen Kind of blue, 180g Vynil, de Columbia, la experiencia podría estar completa. Métale, entonces, una botellita de Malbec Catena que, sin más especificidades, la noche será motivo de recuerdo. Un último deseo: My blueberry nights y que llueva y que haya cigarros y entendamos un poquito mejor a Kar Wai y Jones.

sábado, 30 de abril de 2011

Aquí, Bucósqui, Beatífica fría de noche, declaro, a los que quieran o no escuchar, que si uno vive en la ignorancia de uno mismo, cómo hace, entonces, el hombre promedio, para mostrar algo que le valga la pena a otro. Lanzo la pregunta...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Yo me acuerdo, en las tierras frías...

Bref. Sí, vos. Vos, sí. La única que, a veces, me ha leído. A mí, que nada tiene que decir y que no ha dicho nada. Dudamos si lo dirá. A vos, chocolate en la boca. Me acuerdo mucho cuando, en las noches altas de las tierras frías, íbamos a tu casa o nos encontrábamos cuando nos buscábamos. En una esquina cerca de mi casa, lejos de la tuya. Lo hiciste ex profeso, como dicen los viejos, porque lo que buscabas era eso, caminar un rato conmigo; yo no me oponía cuando, volteando, salías primero, mostrándome a dónde ir. No conocía tu pieza. Pero seguí el denim que te apretaba las caderas. La invitación, no lo negués, no pudo ser mejor. Todavía besando los besos que me habías dado, devolviendo el camino a la casa, decía, hablando solo, con palmaditas de felicitación, que los besos eran los movimientos más rico que conocía, y el chocolate que te vi en los labios me puso a cavilar, sacudiendo sonriente la cabeza a veces.

Alter-Sciptum. Yo sé que es breve. Por eso lo dije comenzando. Pues, tampoco es todo, es un pedazo de más cosas que voy recordando y te las digo, igual te lo debo.