El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

sábado, 11 de junio de 2011

Sobre dios y otros...

Disquisición alrededor del tema de dios en la Semana de los Santos, la más plácida de todas con las que empieza el año. El Padre se inclina a lo que él considera bueno, como es natural. Tano no se sabe bien. Aida O, músico beatífico, rezuma el elemento cristiano. La lectura, al final, puede aburrir un poco. El lector asumirá el riesgo.


(Santo Sábado, “semana mayor” del año Once. La Beatífica Flor)

Personajes

El Padre

Tano

Aida O.

Tano:

“Dios ha muerto” —Nietzsche

El Padre: “Nietzsche ha muerto” —Dios

Tano: Y, Padre, sí: Niezsche murió el veinticinco de agosto del 900. Nada nuevo. En cuanto a dios, ¿no murió, pues, ayer?

El Padre: El asunto de Dios es complicado, pero hay que abordarlo al estilo de San Efrén, que afirmó: "Acércate a Dios como adorador y no como crítico".

(Pausa, continúa después de revisar su casa de citas, referida a constancia)

Ahora bien, muchos se atreven a considerar sobre Dios, a ponerlo en entredicho; pero qué tal si pensaramos igual que George Bernard Shaw, cuando expresó: "Cuando Dios creó el mundo vio que era bueno. ¿Qué dirá ahora?"... ¿Qué piensan que está dilucidando Dios sobre los que lo critican, niegan u olvidan?

Tano: La crítica va, no hacia dios —lo que sea que llamen dios y no todos necesitan— sino a lo que han hecho los que se llaman sus ministros, o, la institución a la que representan. Dios puede que esté bien. No importa mucho tampoco. Entonces, les decimos "Dios ha muerto" —sin ofensa, sino con burla— a los parroquianos que matan a su Dios cada año para sentirse "cristianos". Como Gandhi: "Yo sería cristiano, sino fuera por los mismos cristianos".

(Entra Aida)

Aida: Celebración y conmemoración de un evento mundial. Una historia que dejó ejemplo de vida, no de muerte, mejor aún si pensamos quién será capáz de dejarse torturar o burlar. Nosotros somos poco pacientes e irrespetuosos en algunos casos. Igualmente, Dios no necesita de nosotros, que seguro somos los que podemos estar un poco "enredados", incluso desde antes de Cristo y posiblemente en la actualidad con más intensidad. De donde cabe resaltar que un principio importante es amarnos los unos a los otros, respetarnos, hacer buenas obras. Tambien es de mucho respeto reconocer lo importante que han sido varios autores de libros y postulados que generan diferencias y cuestionan nuestras creencias y comportamientos, pero creo que es más sencillo pensar en nuestras obras y la tranquilidad de nuestra vida, es decir, estilo de San Efrén.....como bien lo menciona El Padre... Por lo demás celebramos vida sobre la muerte, con un elemento bien complicado... muerte de una persona que resucitó y la Fe permite creerlo, no los ministros que bien o mal administren nuestra Iglesia. Seguro que Dios siendo un padre bueno nos quiere bastante y a todos escucha muy bien dichos cuestionamientos. Esa es la vida, de diferentes maneras buscamos algo muy natural y común... es de cada uno...

Tano: Me parece, a la luz de todos los días y las calles de la Beatífica ―Santa Rosa―, que la idea de dios no es necesaria, y, como todo, ni buena ni mala. Al menos en la medida en que un escéptico no tiene peor vida que un fervoroso azótame-el-costado-izquierdo. El que acepta ver por sus ojos sin el matiz de dios no sufre menos que el más pío de los padres y en ambos casos, inevitablemente, llega la muerte y da con ellos al mismo hueco… a nuestros ojos, claro, “la lluvia cae de la misma forma sobre el justo que sobre el malvado”. Y como nunca se podrá saber quién tenía razón, usted o yo, porque además de especulaciones poéticas, en lo del humano hay pocas cosas ciertas, no veo por qué apasionarse tanto con divertimentos. Punto aparte. Hablemos del hombre: no somos nada mejor que los perros, a quienes domesticamos, ni de las demás especies vivas. El lenguaje puede que sea la única diferencia, o sea: símbolo, luego espíritu. Le vino al hombre por azar y naturalmente. Pudo llegarle a otra especie, pudo ser que el hombre no evolucionara a lo que es ―estamos de acuerdo en que eso hubiera sido lo ideal― a tal extremo de no existir hoy. La religión vino después, hija del lenguaje. Dios: una palabra, incapaz de “desenredarnos”, es el hombre quien actúa. Bajo la conciencia de todo esto, ¿por qué tendría el hombre que administrar su espíritu únicamente, exclusivamente, a través de dios, su segunda invención más rútil? En la Beatífica, Santa Rosa, posiblemente sea para mantener “la tranquilidad de nuestra vida”, y no desbordarse. No sé, todo es especulación.

El Padre: Vamos a ver cosas incontrovertibles. Si no me creen a mí, créanle a pensadores de peso. Cómo les parece esta perla: "Dios es el gran silencio del infinito. El mundo todo habla de El y para El nada de lo que se diga lo representa tan bien como su silencio y su calma eterna", y eso que es nada menos de Eliphas Levi, el ocultista y escritor francés. Esta otra cita, de la filósofa alemana Edith Stein: "Quien busca la verdad busca a Dios, aunque no lo sepa". Y esta de Albert Einstein, que casi nadie lo ha oído mencionar: "El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir". Y para cerrar, intentemos explicar con Avicena algo interesante sobre Dios, y es que todos, incluso aquellos que niegan la existencia de Dios, tienen en su mente la noción de Dios; si no la tuvieran, no entenderían lo que dicen cuando afirman que no existe. Ahora bien, esa noción es la del Ser más allá del cual no cabe ni siquiera concebir algo más perfecto. Pues bien, ése ser perfectísimo ha de existir necesariamente, pues, de no ser así, cualquier cosa que existiera sería más perfecta que Él y eso sería contradictorio. Por lo tanto, es necesario que Dios exista. ¡Y existe!

Tano: Sea, sí: dios existe. Siempre lo hemos reconocido, inicialmente al decir que ha muerto. Pero no discutimos la existencia de dios. Como dicho antes: si existe o no no debería importar: el mérito del hijo es creer ciegamente en su madre. No es negocio del Dalai si la paleontología demuestra con rigor científico la inexistencia de Siddhartha Gautama. El místico se dedica a vivir a dios y no tanto en definirlo. Además, es tan etérea la cuestión, que cada uno, como desea, elige una de las posibles interpretaciones, así Ovidio decía, casi en refrán, que “es conveniente que haya dioses, y como lo es, creamos que los hay” y estamos totalmente de acuerdo. Mientras las iglesias sirvan para consolar al hombre de haber nacido para morir, que le oí a Unamuno, nadie tendría problema con ellas... Lo bueno de estos temas es que como con el arcoiris, nadie sabe ni dónde empieza o termina.

El Padre: Esto se pone interesante. La existencia de Dios es importante para la Humanidad, porque en definitiva es útil. Y esa utilidad se evidencia en el ideal de trascendencia de los seres humanos -trascendencia en el tiempo y a la verdad- que se fortalece a través del conocimiento y la fe. Dios es útil porque da sentido y esperanza a la Humanidad y motiva las más nobles acciones y las más recias virtudes en el proceder. Dios es útil porque, invariablemente en su perfección, permanece como testigo de la imperfección humana y como ideal de ética, promueve la dignidad y la confianza en el Hombre mismo.

Aida: Definitivamente señores, este intercambio de ideas es cada vez más interesante, sobre todo con los aportes de Carlos Julio, el Padre, quedo un poco corto de palabras. Vale resaltar que es la mejor manera de plantear una discusión o simplemente un tema que nos parece importante, eso sí, respetar nuestros derechos y dejar que cada uno se exprese libremente, además de compartir nuestras creencias (decir lo poco que sabemos y reconocer que nos falta mucho, pero eso se puede ir logrando cada vez que tenemos la oportunidad de tener vida en la tierra). Luego de hacer énfasis en el respeto y la libre expresión, es muy difícil para mí dejar de lado un tema que espero ustedes comprendan, que permita cuestionarnos y ser reflexivos como personas cultas y grandes que somos...: cuando escribimos dejando posiciones muy precisas sobre el tema de conversación de estos días, creo que es porque, si bien estamos viviendo en un lugar reconocido por su tradición como lo es el Municipio que más quiero y llevo en mis afectos, Santa Rosa de Osos, no entiendo y creo que no es de concebir que al representar un bar "Bucósqui" que me invita a la cultura, a leer un libro, a compartir sanamente un trago con amigos etc... tengamos que evidenciar comportamientos que nos son propiamente los más respetuosos y ubicados justo en el momento en que pasa una gran cantidad de personas que de acuerdo a su Fe, están celebrando un evento, que a lo largo de la historia es de gran importancia espiritual y si lo queremos llamar también como expresión de una cultura Santa Rosana... Pues me explico mejor... ¿Concierto de rock versus Procesión en un día, para los católicos, Santo? Comento lo siguiente... de una manera jocosa... Se imagina Tano... sábado a las 10:00 de la noche un personaje... puedo ser yo y 30 señoras con un megáfono haciendo el Rosario en la puerta de su Bar?... Eso jamás lo haría un católico, así que por favor reflexione sobre sus programaciones que no son malas, horarios y demás comportamientos, a la hora del paso por la calle de una procesión religiosa, no es mucho pedir, es lo mínimo que debemos hacer las personas sensibles como usted y yo, sentido común compadre... si hay una vaina que no nos gusta y no es de mi asociación, concordancia o afiliación, pues por lo menos respetemos el espacio y saquemos a flote la paciencia, sensibilidad, respeto por las diferencias y demás virtudes, valores o como lo queramos llamar, que son parte o resultado del conocimiento y el crecimiento personal... Mejor dicho hermano, preferiblemente conversemos, como lo hemos venido haciendo y no hagamos parte de comentarios que dejan muy mal a un lugar que en mi opinión es de muy buen aporte para el pueblo como su Bar. Con respeto y cariño.

Tano: Comencemos: primero, es verdad que debería expresarse mejor: el concierto era Ska, género lejano lejano al Rock. También comprendo que, por no querer escuchar el toque de Skaína, banda, además, hecha por beatíficos, es decir: gente activa santarrosana, ni ver a Lars von Trier en una obra capital del genio humano, no lo percató, pero, compadre, la musiquita se deja disfrutar, basta escucharla y bueno, usted mismo dice ser músico... Segundo: no era un "versus" como lo quiere ver usted, tal vez herido, como piensa Nietzsche de los cristianos; era un "además", un poco más comprensivo con el público, con las múltiples culturas que cohabitan en La Beatífica Flor, donde los rituales cristianos conforman una sola entre todas las otras culturas. Tercero: sentiría mucha lástima si llegara usted con otras treinta señoras a rezarme rosarios, los carros los enmudecerían en plena calle; además, nosotros ya hemos sentido, peor que un megáfono cualquiera, el de la Capilla Humilde de la Beatífica, en la puerta del bar; no estuvimos muy contentos, pero tampoco dijimos nada, por lo del respeto y eso. Se puede convivir así. Se puede. Y, hombre, la Beatífica ya tiene algo de ciudad —con nostalgia de lo bucólico— que en lengua cristiana quiere decir: habemos tantos que, por principio, tenemos que ser diferentes, es decir, no todos van a la procesión o a misa los domingos o los miércoles, así como existe también Mahoma y Buda y Shiva y el Tao, cada cual decidirá. Entonces, para los que no quieran hacerlo, Bucósqui va a estar abierto para ellos. Para ellos nuestro comportamiento no nos hace "quedar mal", como cristianamente muy bien dice. Nosotros somos los mismos durante el año, no esperarían que cambiemos porque esta semana es símbolo de una cultura. ¿Las otras qué? ¿Heredan los ritos de esa cultura porque habitan el mismo espacio? Ciudad ciudad, compañero. Y, claro, diálogo.

jueves, 2 de junio de 2011

El dandy desafiante de Presunción Silva

El dandismo es una institución vaga, tan extraña como el duelo. ―Baudelaire

I want a hero: an uncommon want, when every year and month sends forth a new one. ―Lord Byron

Prolegómeno a De sobremesa

Rafael Gutiérrez Girardot inicia su prólogo a De sobremesa de José Asunción Silva argumentando por qué, para él, la obra no fue bien recibida por el público bogotano en su publicación. Sugiere G. Girardot que la crítica no había entendido la obra dado que ésta “no correspondía a las nociones de novela reinante” La figura del dandy artista, desarrollada ampliamente en la novela por mediación de su protagonista, José Fernández, alter ego de Asunción Silva, no correspondía, mucho menos, a la figura de héroe reinante. Es decir, el personaje retratado en De sobremesa, un “héroe dandy” artista, aristocrático, ¿vanidoso?, incómodo y crítico, no valía la aceptación de sus primeros lectores: los coterráneos de Silva, que Fernández llama, contradictoriamente, burgueses, siendo uno él mismo. Su ostentosa figura de aristócrata de abolengo, trasluciéndose, tal vez, en vanidad y presunción, entraba en conflicto con principios cristianos o conservadores, también “reinantes entonces”. El conflicto se explica en parte desde la mala interpretación que se hace de la vanidad del dandy, un asunto de aristeia, de superioridad aristocrática del espíritu.

Por otro lado, la construcción misma de la novela revela al artista dandy que la compone. El hecho de ser un diario, o sea, la primera persona de Fernández-Silva, y de que el tema del diario sea un viaje al centro de la civilización occidental, un “viaje sentimental [de] las sensaciones del sujeto” dice Girardot, sustentan la tesis de Andrés Lema refiriéndose a De sobremesa: “la novela como construcción y exploración del yo”, un yo-dandy. G. Girardot resalta su condición de novela de artista, solución al problema planteado al autor de justificar su “existencia poética” social y moralmente. Todas estas características formales, aunadas al contenido de la obra, develan un autor político, si se quiere, que se opone en gran medida al público lector inicial. La figura del dandy, rasgo de primera importancia en De sobremesa, amplía la discusión. En aras de profundizar bajo esta luz, proponemos rastrear las siguientes líneas: ¿qué hay de dandy en De sobremesa? Esta respuesta, con algunas consideraciones previas, ¿qué nos revela políticamente, por ejemplo? Y esto último, ¿cuánto influyó en el rechazo que sufrió la obra?

Dandismo

El dandy es, irrefutablemente, uno de los personajes más singulares del panteón literario occidental. Adepto de la distinción, brilla sobre los demás con matices de alto aristócrata, esteta, narciso, orador, amante, quien “gozará siempre, en todas las épocas, de una fisonomía distinta y completamente fuera de lo normal” (Dandsimo: 107). Rastreado en el César, Alcibíades y Brummell, narrado por Chateaubriand, Baudelaire o d’Aurevilly, el dandismo ha estado entre las letras bajo su actual nombre desde el siglo XIX en la literatura anglosajona como una forma peculiar de vanidad, como “la vanidad inglesa”. Charles Baudelaire, en El pintor de la vida moderna, define al dandy esencialmente como “el hombre rico, ocioso [quien] no tiene más profesión que la elegancia”.

Individuo desclasado, hastiado de la sociedad burguesa: hay que tener en cuenta desde ahora que el dandismo surge a causa del tedio, “para ser elegante es necesario gozar del ocio”. Según el novelista francés Honorè de Balzac, tres de las condiciones de la vida elegante son: primera, la finalidad de toda forma de vida es el reposo, el cual en exceso produce el spleen, segunda; tercera: “La vida elegante, en la más amplia acepción del término, es el arte de alentar el reposo” (Dandsimo: 25). Tales son las condiciones de Fernández-Silva; ahora, alentar el reposo excesivamente, así como en exceso causa el spleen, en José Fernández causa una gran insatisfacción, primero; segundo: caídas nerviosas al Maelström.

Crece el dandy en ambientes lujosos y rescátase, sobre todo, su divino talento. Si consideramos que el talento no se consigue con dinero, que es un don que se reparte de a poco, selectivamente, fuera del alcance del burgués, podríamos, entonces, afirmar que ubicamos en este punto la médula del heroísmo del dandy. Lo caracterizan primero una frivolidad marmórea que para algunos es puro estoicismo, segundo su gran vanidad, resultado reflexivo del contraste de lo bello con las cosas del mundo. Que poco tiene que ver con la excesiva toilette que no es vanidad sino la manera más diáfana de ser distinguido. En De sobremesa, obra de albores del modernismo, el protagonista además de ser, oponiéndose a ello, artista, es el clásico tipo dandy decimonónico que, incluso, viaja de Londres a París y Nueva York y habla castellano criollo.

Con Wilde se introduce una actualización al concepto de dandy. Salvador Clotas sugiere una liberación por parte del dandismo de “la burguesa terminología romántica del arte”. Desliga al arte de cualquier base ideológica o moral porque, supone el dandy irlandés, el arte es amoral. Sólo ha de importar el genio, la inteligencia y el gusto refinado. Los últimos constituirían, si se puede, la areté del heroismo dandy: su virtud. Se establecen, como nuevos valores, la frivolidad, la paradoja y las mentiras, la ficción. Para los escritores que dedicaron su pluma al tema del dandismo era éste una especie de rebeldía, con “su propio repertorio de valores”, opuesto al sistema moral burgués (Dandismo: 13). El dandy, es, en parcial conclusión, “el último destello de heroísmo de las decadencias” en palabras del poète parisien.

Aristocracia/Burguesía

La Revolución Francesa puede leerse, à la Balzac, como “una cruzada contra los privilegios”. La burguesía, cansada de ser la única que trabajaba mientras la aristocracia era incapaz de hacer nada más que gozar de su ocio, supo imponérsele dividiendo con los viejos dueños los problemas y la riqueza. Se reconstituyó la sociedad “rebaronificándose”, más específicamente. La burguesía también está en el poder, pero una burguesía que aprecia los valores aristócratas y no duda en adoptarlos cuando lo considera preciso. Una vez consolidado el pacto con el que gobernarían los nuevos socios, le mostraron al pueblo los dientes advirtiéndole. Y, ¿por qué los mercaderes cada vez se parecen más a los señores? Porque aquel que “domina a los demás, habla, come, anda, bebe, duerme, tose, se viste y se divierte de otro modo que la gente despreciada, protegida y dominada” (Balzac, 1974: 40) He aquí el nacimiento de la vida elegante, madre cortesana, entre muchos, del petimetre y del dandy.

Si decimos que fueron repartidos los problemas y la riqueza entre ambas clases, decis que el poder fue cedido en parte, de las manos de la aristea a los mercaderes. El ocio, recuerda el lector más arriba, es una condición sine qua non del dandy, además del dinero. Y el ocio, para la clase burguesa, de motivaciones pragmáticas, “ahora en el poder”, era condenable, marginando socialmente al artista. Surge otro momento crítico: el artista, siendo él mismo burgués puesto le es al dandy necesario “tanto en el vestido como en la ideología, el orden burgués de las cosas” (Dandismo: 12), vase en contra de la burguesía basándose en valores aristócratas para oponérsele, llamándola vulgar, si se tiene en cuenta el nacimiento de la vida elegante. José Fernández, por ejemplo, siendo de una familia adinerada, critica sus costumbres, mina los fundamentos de esta clase. La entrada del diario del día 26 de julio es una muestra de ello: en un ambiente europeo cosmopolita, se dedica el narrador del diario a renegar lo que para él es vulgar en cada una de las personas que ve: “gomoso parisino, que cuentas tus groseras aventuras de taberna y de burdel”. La vanidad del dandy impide rotundamente la vulgaridad.

Fernández-Silva

José Fernández, alter ego de José Asunción Silva, además de revelarnos información acerca del autor ―su intención―, se revela también, en su naturaleza de signo, como el síntoma de algo más. No en la misma medida que cuando decimos agua la sed o el fuego es el síntoma, pero sí en una relación similar. José Fernández simboliza los valores del dandy en una sociedad burguesa que es “copia de copias de lujo abigarrado de la gran burguesía europea”, piensa G. Girardot, valores que, en su obra, le pudieron haber costado el olvido, como le costó un primer rechazo.

El narrador sugiere que Fernández, “la máscara de Silva, como su creador”, creció en casa elegante, los Fernández de Sotomayor y Andrade, aristocrática e influyente. Fue dotado de una fortuna “lo suficientemente rotunda como para pagar sin vacilación todas sus fantasías”, que siempre añoró Silva: si bien parte de la novela es autobiográfica, la suntuosidad constituye una ficción, ya que, José Asunción, aunque de cuna, alcanzó a conocer la miseria. Fernández tenía la capacidad de costear todas sus excentricidades. Y si no, en un caso extremo, sabe el lector que posee las habilidades para conseguirlo. O las amistades.

El rasgo dandy de José podríamos llamarlo vitalidad intensa e insatisfecha por conocerlo todo, “alentar el ocio”, dice Balzac. La actitud del protagonista contrasta con la quietud de “la vida burguesa sin emociones”. Con respecto a las excentricidades de Fernández-Silva, leemos justo antes de la entrada en el diario del día 25 de julio en Interlaken: cuando el relato del diario es interrumpido para dar la voz a la narración primaria, la macro-narración, dice, de Fernández, Saenz, un médico amigo, que lo que le impide ser poeta son “los pasteles trufados de hígado de ganso, el champaña seco, los tintos tibios, las mujeres ojiverdes, las japonerías y la chifladura literaria” (De sobremesa: 217). Excentricidades algunas rayanas en la insania, cuéntanse noches orgiásticas opiadas, que llevan a desequilibrios emocionales bastante originales, como el deseo ginecida, a veces llevado a la acción, de asesinar a sus meretrices. Es, precisamente éste, el escenario donde se desenvuelve José Fernández: una dualidad, marcada por la intensidad, entre su yo sensual y su yo intelectual.

A modo de conclusión

El dandy, un personaje frecuente en la literatura occidental, con todas las características de un héroe específico, el héroe dandy, rastreado en José Fernández, protagonista de De sobremesa de José Asunción Silva, el cual influyó esencialmente en la construcción de la obra e infortunadamente en la recepción de la misma. Primero le dio características formales eligiendo, como vanidoso, su formato predilecto: la primera persona: el diario; el tema fue un viaje sentimental para contar cada una, en detalle, de las sensaciones del protagonista, que en este caso significa, también, al autor; recordemos: Fernández-Silva. La presencia dandy en la obra, además de otras razones de G. Girardot en su Prólogo a la novela, alimenta la discusión alrededor del rechazo inicial que sufrió la novela. Una voz impertinente, que nace burguesa y muere aristócrata, es, al lector decimonónico, un inconveniente de la obra. El asunto se explica, como establecimos antes, a una mala interpretación, a un prejuicio. Se recomienda indagar aquí.

—G Ochoa V.

La Beatífica Flor, Mayo 30 del Once


Bibliografía

El Dandismo (Editorial Anagrama, Barcelona: 1974)

De Sobremesa, José Asunción Silva. (Círculo de Lectores S.A., Bogotá: 1984)

“Prólogo”, Rafael Gutiérrez Girardot. Aquelarre (V. 4, N. 8, Tolima: 2005)