El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

lunes, 17 de diciembre de 2012

Un punto de vista



La vida es todo lo contrario al ideal. La imagen que teníamos de nosotros cuando fuéramos grandes, todavía niños, nos sirvió solo para asegurarnos nunca llegar a eso, nunca. La vida es una mierda y a veces un campo abierto en cosecha de delicias, depende del cristal con el que miras, que dice Bunbury en No fue bueno pero fue lo mejor. Es bueno ser consciente de ambos hechos porque, siguiendo a Cioran, si no fuera por la posibilidad del suicidio yo ya me habría matado, también piensa uno que hay unos minutos que hacen valer la vida, cierto... Pensá, por ejemplo, en la primera vez que le tocaste las tetas a Lori... ahí sí había vida  estallándose adentro de vos... contra las nalgas desta polla, ¿valía, ahí, la pena vivir? Yo creo que sí. Ahora... sabemos questamos mal... pero digamos también que no hay un manual de instrucciones práctico con la fórmula unívoca de cómo bien vivir, cierto... estamos abandonados en este charco, a oscuras, sin más lazarillo que la plata que podás conseguir; lo más terrible es tener que continuar el viajecito undívago, como decía Barba, sin ganas... sin razones o motivos dignos... sin consuelo... Y, sin embargo, a pesar desos pesares, querido, es una ganancia estar vivos. El método es la simpleza. El objetivo, recuperar lalegría de la vida, 'la joie de vivre'... nada nada fácil, por eso objetivo... La meta es convertirse en un 'bon viveur'... buscando, quizás, un bel morir. Calma y reflexión te recomiendo... luego acción, que sea el fruto de haber pensado. Un abrazo y fuerza y grandeza...

Itinerario de un fragmento de un día


Salí al camino después de trabajar seis horas en el bistró. Básicamente a caminar. Quería verme una película que se jactaba destrenar una nueva manera de hacer cine, más imágenes por segundo. Tenía que comprobar la novedá. Lo nuevo me llama latención especialmente, por obvias razones. Sequivoca quien define el esnobismo como unafectación por lo nuevo. Se podría casi decir que la materia del esnobista está tan gastada… tan abusada que lo nuevo fue hace mucho rato ya… Lo nuevo es, digamos, una inauguración. Drexler, por ejemplo, inauguró las canciones líquidas. Y hoy, aparentemente avanzado el tiempo, salir con algo novedoso puede que sea una gesta digna de ladmiración humana… No que sirva mucho ser digno, pero… Y además lo nuevo no es sino un olvido y nada más queso.
Salíle al camino con mis músicas a cuestas, despistado y friolento, de cara abierta al viento helado y a los carros ‘hora pico’, árboles iluminados a los lados del bulevar envueltos en redes de bombillitos que se continuaban en cada tronco de la Commonwelath. Al comienzo de la calle, me acordé, hay una estatua de Sarmiento… la particularísima Latinoamérica decimonónica presente en las calles de Back Bay. ...redes regadas en cada tronco, bulevar a media luz, ciudad setentrional de gentes diferentes… Pensé en los veinte niños muertos la mañananterior, que vi en los noticieros y en periódicos quencontrén el bistró. No me daba tristeza sino duda y quería, entonces, sentarme a leer mal pensando en el policía encargado devacuar el resto de los niños diciéndoles, al cruzar entre los cadáveres –itos, que se taparan los ojos para no ver la sangre, decía el periódico. Se me salió una pregunta al artículo del Globe y, llevando unos platos al dishwasher quizás dije cantando o mascullando friccionando los labios que ‘¿qué pasaría si uno de los niños se tropieza con uno de los cadáveres esparcidos por el azar de las pistolas, o se choca contra una mesa regada y para corregir el camino debe abrir los ojos y ver?’.
Las canciones quescuchaba eran del álbum del dosmilcinco 'En casa'. El autor era un cubano entregado al exilio en París. Una colección de doce canciones cuyo tema era la nostalgia, ora saudosa, ora jovial, ora talámica y nunca vulgar. Los sones afectados de un sensible me recordaban mi propia condición y, pasando árboles iluminados, esquivando, a veces a gran riesgo, taxis, sedans... me regaba en lágrimas unas cuantas cuadras, cántandole Raul Paz a cualquiera, bajando la cabeza al cruzarme con gentenrollada en ropa, dejándoles ver, a veces, el reflejo de las lámparas en mis cachetes mojados, ruborizados y buriel. Lloré, por ejemplo, con ‘Azul’. La conclusión que, primero, me sorprendió y, luego, mestremeció ―más por frío que por otra cosa pero mestremecí― aclaraba que no todo erazul… sí, sea, las caricias vuélvense azules con el tiempo, sí, las noticias son azules cuando no escarlata, sí, los días son de todos los colores pero a mí no me dieron sino azúleos y azulados… todo erazul menos los ojos della, “contradicción”, eran marrón. Los ojos della no eran azules como mis caminadas por la Commonwealth o los dólares verdes que recojo cada noche antes de registrar mi salida del bistró. Los ojos della eran de color noche abundante, prometedora, pletórica y hechizada. Los ojos della eran de color café por la mañana… yo asentíame a mí mismo y a Paz sin secarme la primera gota que volvíose luego línea brillante dividiéndome la mitad derecha de la cara… Me acercaba al Jardín público donde, hace dos noches, filosofé mayestático y mariguano con un colega de Bélice que recordaba frases ricas de Schopenhauer y sólo por estas citas me permito decir que filosofé: lo más cierto es que hablé a lengua suelta y loca y mie detrás de placas de cemento rugoso ―y sino mie el mausoleo de Benjamín Franklin fue porquel cementerio Granadin a las tres de la mañana ya estaba cerrado, pero yo no sabía…
Crucé el jardín de sudoeste a sudeste y me metí a un café… Maleí y leí bien a Bolaño… Lo que sucede cuando le abro un libro a este tipo es que me dan ganas de aprender lo quél supo… porque Bukowski la pasó lindo pero dejó una obra fea, puede que interesante y original y, para algunos vergas muerta, atractiva, pero Bolaño sí dejó monumentos narrativos de un nivel estético y técnico alto y de aportes filosófico y lingüístico y literario e histórico e irónico… Lo leo, me dan ganas de hacer lo quél y digo que no por argucias que me sé de memoria: que por esto que por no haber leído lo quél, por no haber cogido lo quél, por no tener una quinceava parte del genio narrativo queste hijueputa. Pero igual escribo porquescribir no es algo que haga por querer… ni siquiera por saber… es, simplemente, una orden subconsciente que recibo y performo con algún ingenio… escribir mes una condición y ya... El problema del hombre es tener que orinar. Tuve que buscar salida y luego no pude volver a concentrarme en Bolaño, además del deseo de tabaco que me da cuando interrumpo lo que venía haciendo. El macchiato, questácabándoseme, también quiere salir ya… ―Is there a…?, qué ganas de un Camel unfiltered… qué rica está esa muchacha… Todo lo que falta pa la película…

viernes, 7 de diciembre de 2012

Sobre el devenir de una play-list.

Hubo una vez un texto —embolatado en féisbuc— donde Jostaf, nada parecido a Olafo, se burlaba de un costeño chiquito cuando éste le recriminaba vallenatico, no joda.  Jostaf simplemente le recordó quen la Beatífica ya había mucho bar pa seudocosteños y todos nos reímos y la noche siguió como han seguido todas estas otras.  Un año después el Pancis nos lo recordó y ahora suena en el bar; el Pancis no da ni rabia.  ¿Dónde vivirá, ya, el costeñito pa volverlo a invitar?  El proceso musical de Bucósqui ha sido lento.  La propuesta inicial consistía en una selección de músicas del mundo, bajo la batuta de lo que llaman rock en español —una mezcla inconciliable de circunstancias variopintísimas unidas, solo, por el hecho de ser canciones interpretadas en la misma lengua y, casi, en el mismo período.    Habría, también, que decir que nunca negamos las nuestras tradiciones.  El argumento se intensifica cuando queda claro que Bucósqui, por escuela, hereda colores de El mojicón, la cantina de Julio Aníbal, un otro querido.  Escuchamos con atención tango y bolero y son y salsa y latin jazz y bosa... y, con la persiana estirada, la chanson française.  Ska... cumbia... blues...  La propuesta inicial progresivamente fue mudando, mientras se despintaban las mesas, mientras se pasó todo este rato.  El espacio, naturalmente, se actualizó como se actualiza la españoleta del antivirus, como un smart phone.  Desde la distancia digo... que pongan todo lo questé bien hecho y quieran escuchar.  Si luego hay que plantear la discusión del reggaetón, pa eso está Calle trece.  Se dice... se dice... pues que digan, que se diga, ¿sí o no?  Chico Buarque les constestaría cantando que 'a pesar de você amanhã há de ser outro dia'.  Bucósqui sigue enrollando la persiana —la imagen de la puerta abierta no ajusta bien del todo— dando paso adentro; entren, háganse un trago, pregunten cuál es esa canción, ensayen, jugando, una respuesta a ésa con otra canción, acérquesele a cualquiera, diga sí, no... No importa tanto lo que diga ahí, sino lo que va decir enseguida... ya tendrá tiempo de salir con algo.  Hable, gánese siquiera una historia nueva esta noche.  No arrugue tanto el entrecejo, mire que no todos los días, en la Beatífica, se aniquila un prejuicio...



martes, 13 de marzo de 2012

Cher P., luisfílico,

Je m’acusse!



De no haber, todavía, llegado a vuestra y sólo vuestra mayoría dedad. Soy digno, entonces, como dicen pragmáticamente las miradas y los adioses, de lástima y cristiana conmiseración: pauvre!, unfulfilled!, dicen los hombres de mundo: pauvre!
―Mea culpa, mas: ‘no hallar deleite en las llagas prójimas, sí en la peculiar forma de curarlas’, lo único que puedo decir no en mi contra. A demás, sin ánimo de justificar terribles hábitos, que son una forma sui generis de decisión, ¿importa tanto en qué estado del camino uno o aquél esté? Todos dicen sí y tienen razón, una verdadera, mas ¿fue mala, acaso, la comprensión de la vida infante? Porque aún nada habíamos instalado, ¿se comprendía menos esas experiencias?, ‘pueril neófito sin estrenar en la vida’, en las tablillas sacras del conocimiento pagano, en el pensamiento sistemático, sistemat-iz-ado, ¡so solecista!

Y, P., mi querido Francesillo, con una dignidad espúrea, peor que truhán converso en la corte de Carlos V, me remito a vos, que sos discreto y que sos querido, querido y odiado, en un plano ficcionalizado, ques decir casi metafóricamente. No creás ni la ironía, ques un tono del alma, inscrita, ¡pobre!, a la vida viva; en mi caso, parece, es el alma de una enfermedad por omisión. Mas, mi ponderado P., ¿qué hacer?, ses lo que ses… La única transformación que puedo sufrir es cognitiva. La solución de mi vida requiere más que conocimiento. Entonces qué, ¿qué más aparte de todo leer? Un maestro responde preguntas…Puede que apeste a falsa dignidad, que Bierce dice es la pereza, pero, querido, cada ritmo leses propio a sendos árboles, cualquier estado en la cocción de un yacón vale la pena gustar. Unos llegan, otros no. La mayoría dedad puede considerarse como otra de las demás condiciones en el repertorio de las posibilidades que, ciertamente, no le escasean al hombre, incluso en las montañas altas, lo que algunos no creen.

Mexcuso por mis impertinentes maneras de comunicar un testimonio, uno entre otros, verdaderamente mejor mejor facturados, realizados, importados. Mexcuso a mí y a mi impulso incompleto que causan tedio e insatisfacción, pardon! No prometo, tampoco, sino recordar esto. Asegurar progreso sí constituiría un insolente solecismo contra las leyes de la buena conducta humana, más específico, contra la hija puta de Hegel ―y los datrás y los dadelante―, la venerable, enjabonada, megalocuente, omnímoda, augusta Academia. Yo, por omisión, digo, no he llegado a Alfonso Reyes, a muchos alemanes y africanos quescriben, hoy, en castellano. Me faltan ellos, que me haría un ‘literato novato’ y muchas otras tradiciones tan interesantes como ustedes. Me acuerdo de un viejo vivo que conocí en una calle del Sur. Muy lunfardo el tipo. Fuel único personaje involucrado con libros que no me reprochó la gran cantidad de ítems sin tachar en mi lista de lecturas que apropiar, casi nunca que apreciar.
―¿No te has leído…?
―No, nada.
―¡No sabés el potencial que sos! ―me dijo, casi dialectal―. Yo no puedo reírme, otra vez, por primera vez.

A mí esas cosas me dan risa y me reí. Es de los que dirían conocí en la cárcel tipos con más estilo quen la universidad, enfermo de cultivar el ensayo bajo las banderas de la sociología, entendible… Se dedicó, entonces, a las mujeres, dándole la espalda a la más venerable dellas.
―Yo todavía no quiero el Quijote ―le respondí, cuando me sirvió tinto.
―Y… podés tener razón.
Resultó que la tuve porque, como todo, el Quijote pasó cuando pasó, cuando tuvo que ser, no importó mucho si antes o después. Como dirían los taxistas gringos en las pelis de W. Allen:

―“You know, it’s like anything else.

domingo, 4 de marzo de 2012

Cita traducida —y traicionada, of course.


Tomada de "Crimes and Misdemeanors", otra de Woody A., del '89, el mismo año de lentrevista que le hace Godard. El narrador es un judío sabio y augusto, a juzgar por la cabeza-alba, profesor que en medio de la película se suicida, y habla tan lindo de todo. Los que así lo prefieran, no la vean, puede que con leer la cita baste, lamentando la pérdida e, inmediatamente, cambiando la página, chispeando otro click. Me gustan las voces sabihondas y artificialmente afectadas.


If you want a happy ending, go see a Hollywood movie.
“We are all faced throughout life with agonizing decisions, moral choices. Some are on a grand scale, most of these choices are on a lesser point. But we define ourselves by the choices we have made. We are, in fact, the sum total of our choices. Events unfold so unpredictably, so unfairly: human happiness does not seem to have been included in the design of creation. It is only we, with our capacity to love, that give meaning to the indifferent universe. And yet, most human beings seem to have ability to keep trying, and even to find joy from simple things like, the family, the work, and from the hope that future generations might understand more.”
―Professor Levy
Si usted quiere ver un final feliz, vaya véase una película de Hollywood, querida.
“Todos, durante la vida, enfrentamos decisiones angustiosas, decisiones morales, algunas a gran escala, las más a menor. Sin embargo, por medio de las decisiones que hemos tomado, nos hemos ido definiendo a nosotros mismos. De hecho, somos la suma total de nuestra decisiones. Los hechos se desarrollan tan impredeciblemente, tan injustamente: parecería que la felicidad no hubiera sido incluida en el diseño de la creación. En realidad, somos nosotros, y sólo nosotros, con nuestra capacidad de amar, los que le damos significado a un universo que menos no le podría importar. Es que, casi todo el mundo parece tener lhabilidad de seguir intentando e, inclusive, dencontrar alegría, gracia, en pequeñas cosas como la familia, el trabajo”, y las demás simples cosas que, todavía, nos permitimos tener.  Algunos se aferran a ellas como a casco de Titanic post-ice-berg.  Continúa el judío:
―Y lhabilidá, también, dencontrar júbilo: en ‘la esperanza de que las gentes de futuras generaciones puedan entender más’...
―Profesor Levy


martes, 21 de febrero de 2012

"Alrededor de Borges está El Zhair, (sic)",...


…un texto cuasi científico donde traeríamos a Borges para analizar, dentro de las situaciones de su cuento, tres conceptos que son la obsesión, el olvido y, posteriormente, la locura. ‘¿Por quésos tres?’, puede preguntar Fernando, entonces le diríamos:

―Precisamente por las situaciones, Fernando.




I.

Borges, en El zahir, es cautivo de una moneda y, al momento de contárnoslo, se sabe untao del mal que representa la moneda que lo llevará, uno que otro día, al abismo que unos llaman locura pero él, Borges, sí sabe lo que es. Es importante destacar en qué estado del tiempo está el narrador con relación a lo narrado: en el penúltimo párrafo del cuento bien nos dice que para antes de 1948 ―estamos en los ´30 todavía― no sabré quien fue Borges, como aquél que se dio cuenta de que sestaba enloqueciendo. Y en el primer párrafo, que nos introduce a la trama por medio de una primera confesión, “no soy el quera entonces pero aún me es dado recordar”. Declarado el carácter analéptico de la narración: ocurrió en el pasado, pero un pasado no concluido, aún, al fin de cuentas, sigue vivo. Digámoslo de una vez ―pequeña disgresión―, Borges es a El zahir si bien autor, también personaje y, a demás, narrador. El narrador y el personaje son la misma carne. El narrador nos quiere contar una historia de la locura, bien contada, él mismo es el futuro loco que todavía no lo es. Aún, siquiera parcialmente, dice, soy Borges.

Y nadie dudaría ques el mismo Borges también el personaje: ¿qué tipo de persona suele verse padeciendo una obsesión cuyo objeto es una moneda corriente que, para el obseso, represéntale “un repertorio de futuros posibles”? ¿Quién ve en la moneda con que se compra un cigarrillo el óbolo del Caronte? ¡Borges!, ¿quién más? Hace falta la imaginería erudita y universal y compleja del argénteo para que pase por verosímil una tal obsesión. Ejemplo sea el texto del alemán Barlach que Borges encontró en una librería y citó por estar en él la explicación del mal que lo corroía. Era la divulgación histórica universal del Zahir. Después de leerlo, dice, ya sabía que nada lo podría salvar.

El azar le pone al personaje el Zahir en el camino cuando se consolaba éste de otra muerte, la de la mujer amada, ampliamente relatada antes. Pobre cuando confiesa que "movido por la más sincera de las pasiones argentinas, el esnobismo", senamoró de la judía "y que su muerte me afectó hasta las lágrimas". El lector pensaría el zahir como un paliativo al dolor de experimentar el recuerdo de Teodelina Villar perfeccionando su desdén por la muerte, un olvido anhelado que, sin saberlo, se convirtiría en peor martirio: el zahir, para los pueblos árabes, dice el alemán Barlach, significa eso que “tiene la terrible virtud de ser inolvidable”, indeleble, “y cuya imagen acaba por enloquecer a la gente”. El Zahir toma a Borges enlutado, caminando de noche en Buenos Aires, cursi dándole a la pena del puerto, en un barcito que le parecía vulgar, y ahí mismo le dio fiebre. ¿Por qué? Y efectivamente, no valió ni esnobismo sincero, se lo tragó el Zahir y más nunca volvió acordase de su Teodelina. Todo fue, incluso inicialmente lo recibe, el Zahir: tenerlo, tenerlo que perder, recordarlo, no recordarlo, tratar de olvidarlo, jactarse de haberlo olvidado recordándolo, al Zahir, perdido y nunca abandonado, reproducido, recreado, descifrado, agotado.

Y si bien el personaje olvidó a Teodelina, quien lo encuitara y cuyo olvido lo proporcionó el zahir, podría decirse, precisamente a causa desto que, hablando de El zahir, locura y olvido se habrán convertido en lo mismo, dada la premonición de Borges de no poder recordar, en algún por venir, otra cosa quel zahir, su única realidad futura; esto como primera conclusión.

viernes, 17 de febrero de 2012

Bolívar, el personaje y la literatura...


La elección del general como personaje tiene ventajas varias para el autor de novelas. Digamos, por ejemplo, la grandilocuencia de su peso en la memoria de noso mundo: su gloria militar ques par de lareté de los grandes griegos. Su indiscutible ídolo dentro de la idea y producto de nación que somos. Pensemos, también, en la presencia paralela directa de la historiografía libertadora cuánta no movida por las cuerdas de su acción. Y la presencia, a la vez, de la información no tan veraz como imaginativa, el vozavoz andino de sus hazañas que, a veces, volvióse, quizá más que las Historias, la verdad verdad. Un personaje a caballo entre cualquier posible extremo.
La posibilidad de hacer de Bolívar un buen personaje depende, solo, del genio artesano de un buen escritor. La peculiaridad deste general, por ejemplo, hiede al genio del Márquez, pa mí, conservando el equilibrio, por supuesto: pas de passions! El general está, entonces, vuelto un esqueleto en caída, sin lograr articularse en freno pa parar. La decadencia del militar que, dice Pablo, le admiró García M. a M. Faulkner como también, dice Memo, su Sur. Razones éstas que motivan chistes de salón: a propósito de curiosidades bibliográficas del estudioso de la literatura, la grandeza de M. Faulkner se manifiesta en el hecho de haber recibido, por dos ocasiones, el mayor premio de las letras: la primera en el '49 y la segunda, póstuma, en el '82. Un guerrero mítico caído en la desgracia a causa del azar de la guerra; entonces lidiaba con la peor de sus desgracias: el desprecio de su pueblo. La enfermedad le había cobrado caro. Una tos pertinaz lexpectoraba las víceras, a demás de las fiebres vertiginosas en noches de desvarío, las veces convulsión...
—Lo bueno fue ayer, dijo y pudo haber dicho el general, de cara a la seda de la funda de la almohada.
Lo que jode es saberse desilusionados. El verdadero padre, en el sentido político más actual, destas anchas y varias tierras ajenas tuvo como último propósito, antes de morir, huir de aquí, donde el tiempo locupó practicando su heroísmo, para nada. Después de múltiples lustros duros fríos frugales, entregado a la causa, no logró nada que resultara a salvo, luego, de la inminente destrucción que le sobreviene a todo lo que toca el caos. El general de García Márquez se ocupa de la última labor, como el cisne grazna, de emprender el viaje de regreso a la nada, un "mayo de rosas ineluctables".