El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

lunes, 23 de junio de 2014

Una confesión del adolescente enamorado

Les amoureux, 1888, Émile Friant
            Mirá que pasa el tiempo.  Siempre, siempre digo que empezar es el único reto; cómo decirlo… y que si uno no dice nada es peor, y por eso digo cualquier cosas como que me gustan mucho tus manos y tu lengua.  Que las he esperado toda esta semana… Cuando veamos a Pablo y a Matilde veremos un amor que me gusta especialmente.  Cada uno de los dos, a su manera, tenía, mejor: sentía placer en las mismas cosas, los dos al mismo tiempo.  Que dos se junten no es un evento cualquiera.  En vos hay parte de la alegría que todos buscamos; espero, yo también, guardar algo de eso para vos!  Ojalá que cuando nos miremos a los ojos con o sin ruido, en las calles o en las iglesias o en las piezas de la casa, vos sintás que yo tiemblo a veces también o que, como a vos, se me corta la respiración porque ‘toco con mis manos lo que mis labios no pueden besar’, como dice un viejo en los libros.

            Y están los abrazos que son besos.  Primero subimos las escalas y yo ya quiero lanzarme a las delicias que son para los dos los besos.  No he cerrado la puerta y ya enredé los brazos por encima de tus hombros... y ya llegué a tu cadera.  Que me gusta gusta y lo sabés.  Y si no lo sabías ya lo sabés.  Cerramos la puerta y vos te sentás en la primera silla, la más cerquita.  Yo tengo que decir cualquier cosa para que ya no sintás pena, para que no te sea tan extraño seguir aquí.  O te vuelvo a tocar y a besar y a mirar no como quien te necesita convencer, sino como quien desea que gocemos.  Porque el tiempo pasa y la experiencia ha dicho que quien desaprovecha lamentarse ha de…  ¿Cómo no prestarle suma atención a tus líneas cuando estás acá, a qué inventar excusas para no ser casi felices?: yo, si estoy contigo, me abandono a lo que acordemos los dos que sea estar bien.  Deseo que el goce de nos dos sencuentre en las mismas cosas, y al mismo tiempo.  Como las lenguas que juegan en las grutas y son pura sensibilidad combinada de dos texturas mojadas.  Me gusta mucho tu lengua en mi labio inferior.  Me gusta tanto mi lengua en tus labios, en tu cuello.  Me gustan tus cosquillas y mis manos, tu pecho y mis labios.