(A esa mujer que me encontré dos veces en el Subway. A la que acompañé una noche hasta su casa. A quien le enseñé tres ritmos nuevos. A la que escribí noticas rosas. A la de los besos amarillos. A la que nunca volví a ver…)
—¿Qué hará en sus horas de ocio ahora que vive lejos? Esos sí que eran encuentros. Dicen que no ves la gente hasta que la conoces. Estar justo ahí, en Park Street ese día. Y después, en Arlington… ¿me estará siguiendo?, qué importa. Ya sólo queda decir que fue apareciendo en cada calle y que conste: en las bancas quedó escrito. California, ¿ah?, hasta allá te fuiste... A quién te le estarás apareciendo ahora…
—¿Qué hará en sus horas de ocio ahora que vive lejos? Esos sí que eran encuentros. Dicen que no ves la gente hasta que la conoces. Estar justo ahí, en Park Street ese día. Y después, en Arlington… ¿me estará siguiendo?, qué importa. Ya sólo queda decir que fue apareciendo en cada calle y que conste: en las bancas quedó escrito. California, ¿ah?, hasta allá te fuiste... A quién te le estarás apareciendo ahora…
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