lunes, 23 de mayo de 2011
Justificación
miércoles, 18 de mayo de 2011
Diario de "Dandismo..."
viernes, 13 de mayo de 2011
Dibujando: Lola Guterre
Una noche, cuando Malvá Daluz, vine a la casa: estaba más vacía que cuando no había nadie. Como si yo estorbara adentro. Me tiré a la cama. Dormir, porque a qué o sobre qué meditar cuando, antes de…, uno sabe que el saldo está en contra. Me acuerdo mucho, pensando en esa noche, de los gringos y su color azul. No había voces de consuelo en el aire, como si esa noche las ánimas me hubieran desertado. Ah noches que, como ésta, siéntese el espíritu más alejado de todos que cuando no está. Uno está tirao. Y la dueña de los cuerpos del cuerpo de esta tarde duerme a menos de cien metros de mi cama. Se llama Lola Guterre. En Medellín se sube a otros buses y en la Beatífica prende siempre el fogón equivocado. Luego siente remordimiento, me dijo, que con la plantilla de instrucciones al frente y todo, ni así soy capaz, psst… El olvido. Un embolatado, perdido.Pistiandad: condición de ser pistiano, de Spistá, despistado…
Sobre Lola Guterre, prima de Maira Guterre, mujer de Sancho Panza, pudo decir don Quijote en uno de los volúmenes apócrifos, no reconocidos por la RAE, enamorado della perdidamente al regresar de…, derrotado.Tal parece que al llegar a tierras manchegas, a la casa de Sancho, visitábales la prima de su esposa quien a los ojos de don Quijote se le representaba como la misma imagen que había inventado de Dulcinea del Toboso, tan distante de la verdadera y simple campesina Aldonza Lorenzo. Don Quijote no descendió de Rocinante cuando ya decía:
―Dulcinea ―sosteniendo la mano de la Guterre―, cautivo me han dejado las vuestras manos, sendos brazos, dedos, y demás partes del cuerpo, mujer blanquísima, como una legua de nubes, de muselina blanca, de confites de menta; ninfa del norde frío, fábula de las gente, Dulcinea ―y permaneció arrodillado en silencio.
Todo esto, viéndolo Sancho, inquietóle mucho pero, al ver que la prima de su mujer no se curaba de la locura del hidalgo sino que parecían entretenerla los disparates de don Quijote, no hizo nada. Callaba y quedábase la Guterre, con la mano en su mano, ya varias veces besada, atenta a sus palabras.
―Locura es no entender ―dijo don Quijote― el resto al uno, el uno a todos, todo como todos, tal cual son, nunca… Qué loco quien conozca la belleza: es inocente, cree en el primer jardín.
Correspondencia: la nostalgia
Lo que más me sorprende es que lo veo, en una primera mirada, como un caso de nostalgia inversa en la exacta medida en que el objeto de lo nostálgico sea la unidad: la casa, el primer amor no del Dante ―que para Borges es el inferno―, sino el de Don Quijote. La nostalgia tiende, en mi caso que debe de ser el de muchos, al mundo infantil que todavía se recrea y añora. Lo perfecto, lo bucólico, antaño… Entonces se extrañan las ceras del barrio donde, escondidos, empezamos a libar los gusticos de la vida. Nostalgia inversa porque, digo, ésta es mi casa: las montañas verde Bilbao, arquitectura collage vómito, distinguiéndose en la masa vetas de colonialismo, modernismo y abstención. Tierra de la leche y miel, ésta es mi casa, la Beatífica Flor, Santa Osa de Rosos, que habito, que vivo los fines de semana, etílico, concentrado en Bucósqui, el bar de las moscas. Y si el tren de la vida discurre estacionado en la casa ―no horizontal sino verticalmente―, ¿por qué nostalgia?, ¿qué pregunta no te contestó tu madre?, ¿no bastó la confesión o la ablución o la penitencia?, ¿o la unidad se te diversificó y reclamás casa más allá de la cuna donde se te abrieron los ojos? Nostalgia, saudade…
Yo no sé, qué pecado… Y… los asuntos literarios, ¿cómo van? Además de escribir, ¿qué andás haciendo? ¿Dalí? ¿Alguna gaceta? ¿Tu hija? ¿La literatura estando vivo en Boston? Hace mucho que no hablamos y ejercitase en la correspondencia es provechoso al espíritu y a la memoria, entre otros. Y vuelve uno a tirarse por el tobogán que los griegos dijeron llamar catarsis y cierra la ventana del mail y abre los libros que, también en condición de ventanas, dan a la vista, al oído, al olfato y así...
—G Ochoa V.