My friend,
Haciendo uso de una expresión apta para los comienzos, nos debíamos hablar un poco porque estamos lejos, cada uno cultivando lo que le gusta —lo que conoce— y si nos quedamos quietos el uno en cuanto al otro, seguimos posponiendo la habladita, persiguiéndola sin alcanzarla en el tiempo. Procrastinando, una palabra tuya sin lugar a duda alguna. Quería hablar con vos y yo no sé hablar muy bien pero sí sé y adoro escribir: así también se aprieta el lazo que es el que une a la gente, como pa volvenos a querer. Resumen de noticias:
Con lo de cumplir años, y que el pelo se cae de la cabeza, por fin caigo en cuenta de lo que decías; estaba en el bar y sonaba Timing de Johansen. Se me vino una imagen que casi me dio risa, los muñequitos de Haring: uno amarillo sacaba las manos tratando de coger una caja que, por las líneas intencionales, sabía uno que iba con alguna velocidad. El muñeco se contorsionaba en posición de trote, sin correr todavía. El trasfondo del cuadro, con algunas asociaciones entre objetos figurativos o no, daba la impresión de ser el tiempo: un hombre tras el objeto de su deseo, sin lograr alcanzarlo, no muy preocupado sin embargo: no lo buscaba esforzándose en lo más mínimo, en el tiempo que le era dado vivir. Procrastinaba. Como la imagen me pareció patética y yo la reconocía, empecé a recordarme, en un pedazo cualquiera de papel, los acontecimientos que desearía buscar, para que acontezcan.
He pensado mucho en ustedes, en lo que andan haciendo, pero más en vos. Si bien es cierto que cada uno cree su punto de vista el único válido, he podido liberarme de esto y ver que estás realizando, con disciplina y un montón de queridura, el proyecto de un a vida digna. Y vas muy bien. Yo, que todavía no hago click del todo y que, como te contaré más tarde, estoy estacionado en un paradero oscuro, he tomado conciencia de la validez y mérito de tu modelo y me alegro y lo apruebo y lo admiro. Esa es la causa por la que hoy entiendo lo que me decías en el Portal de la capilla escuchando la canción de Johansen.
Y me ha caído perfecta con otra categoría de pensamiento casi relacionable con No-Procrastinating, algo que llaman automatismo y actualización. Lo vi en Thoreau, un gringo del XIX maravilloso, amigo íntimo de Emerson. Lo vi también en los rusos y su manera de abordar la literatura. El hombre, ya acostumbrado en su experiencia, en todas las actividades que realiza, automático en el discurrir de su vida, se pierde la verdadera esencia de todas las cosas porque no las mira, nunca las miró una primera vez sino que se apresuraba a llegar donde debía, sin más. La costumbre le dio el golpe final. Luego dicen que ven las cosas todos los santos días, lo que es falso según lo dicho. Lo que hay que hacer para evitar esto —ya lo supo la literatura— es actualizar el fenómeno que se percibe, desautomatizarlo, abrir los ojos a él. La vida, hecha de patrones, cíclica también, lo va volviendo a uno ciego a muchos acontecimientos que le parecían sin importancia; sólo es un parecer equivocado que el hombre acostumbrado mantiene por conveniencia con los principios de ser automático. Escribo para actualizar mi cariño hacia vos.
Con Emerson, un hombre grande, he estado últimamente, esporádicamente, buscando algo que me sirva de apoyo para fundamentarme porque, en inglés, going astray, aunque a veces me satisface, ya me convence de que puede ser peligroso luego. Todo por estar bien con la vida. Aunque uno no se da cuenta del todo, no se lamenta al despertar, yo sé que en algún momento me tuve que haber hundido sin darme cuenta, como le pasó a Hawthorne, otro gringo oscuro y genial que escribió The scarlet letter y murió en New Hampshire en una casa que visité durante un summer field-trip: “Me he recluido sin el menor propósito de hacerlo, sin la menor sospecha de que eso iba a ocurrir, Me he convertido en un prisionero, me he encerrado en un calabozo y ahora no encuentro la llave; y aunque estuviera abierta la puerta, casi me daría miedo salir”, le escribía a Longfellow, un amigo escritor. Yo me volví casi triste y muy inconstante, incapaz de ninguna actividad productiva, pocas creativas. Yo sé que pasó porque lo puedo identificar. La fortuna de saberlo es que ya es objeto de transformación, y ahí los fundamentos, y ahí esta carta. Como going astray necesita ser actualizado, en este caso reemplazado, me inclino a una decisión madura a la Lingüística, la otra cara de lo que estudio. De esto tenemos que seguir hablando.
Aquí ya es casi hora de irme para el bar. Ha sido un placer casi dialogar con vos porque estaba hablando conmigo mismo. Así te cuento cómo va la vida mía en latitudes sur, porque sólo a través del conocimiento, qué sé del otro, es que se le puede querer porque, ¿cómo se va a querer algo de los que nada se sabe? Espero saber de vos. También espero que las nenas vayan creciendo con alegría, que con vos al lao es seguro, y que la vida para ellas esté siendo y les sea grata. Te queremos mucho acá.
—Gustavo Ochoa
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