El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

miércoles, 3 de febrero de 2010


Puta de las cosas que pasan. Cigarrillos. Eso es la noche, y un poquito de música. Digo puta queriendo decir más, pero sólo me acuerdo que la noche es un infierno en potencia, y cómo se agita la gente ardiendo. Se chocan y rebotan. Cuando paré de rodar estaba en otra cama. Todavía me estaba moviendo. ¿En otra cama? Entonces había que despertarse porque jugar con cuerpos prestados es ejercicio prestidigitador, y si te expones demasiado, te traga el Maelström. Soy muy pequeño para estos comportamientos tan humanos. Luego se despiertan, vuelven a rodar como piedra de Sísifo o de Gabriel y violan al hombre y sus ideas. Cómo nos creemos de grandes dentro del remolino… Bajen bajen… ingenuos dioses caídos… putos libres desadaptados… perros hambrientos sin casa… Cuando vuelvan al ritmo seguro del tinto a quinientos van a sentir las miradas, párvulos, no sean tan ustedes que eso hace daño. No sean tan ustedes que en la casa bonita de la esquina no dejan dormir a la señora y ya ha sufrido bastante. Seguimos hablando… No ves que ya es de día y estamos borrachos como un camión, como una mata verde que da frutas y emborracha. Adiós adiós adiós adiós, más tarde seguimos bailando, quiero decir mañana, más tarde, ¿bueno?... Adiós…

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