El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

miércoles, 5 de agosto de 2009

Con Pessoa..

Quiero empeñarme en una serie de reflexiones sobre la figura de un poeta. Tras haber leído uno de sus textos, no sé qué pasó, creo que me dio la gana de empezar a formular preguntas y decir al aire lo que pensaba mientras estaba ahí. Lo digo porque sé que nadie lo leerá, si no, como dice Julio, escribiría cosas importantes. Entonces, a lo que pueda llegar pensando en la misma cosa la comparto aquí, un poco como terapia de autocomplacencia, o no...


Con Pessoa...

Es tan fácil decir tonterías… Cuando quieres ser serio y prufundo, dejando por sentando lo trascendental. Mirás cómo se ve tu figura en el vidrio del cuadro de la pared al frente, y estás solo. Querés decir cosas importantes para obviarte un poco. Tenía pensado hablar de Pessoa, de las cosas que dijo. Y no sé cómo. Estar solo te distrae, en cada movimiento ves una posible compañía, Qué diría ella… Hablo un poco sobre Álvaro de Campos: no hace mucho me acercaron a una antología recién editada de la poesía de Pessoa. Pensás que ya te has asombrado lo suficiente…

Si es poesía, terminás invariablemente callado. Sólo habla el café. Buscás la forma de decirlo —sin ni siquiera saber qué decir. No sabés… Parece que es indispensable ser el mismo que lo escribe para poder comentarlo, y no el que desde tan lejos se tiene con las manos para pensar en algo. Para poder aceptar que tampoco es silencio… Cuando te tapan la boca, cuántos gritos se oyen adentro, no dejan de bramar. Ludwing se quejaba de Dios que insistía en decirle cosas al oído; ¡no es silencio! Estoy muy lejos de la condición del poeta: mi soledad no puede ser tan sublime… los demás no pueden ser tan abyectos…

No hay comentarios: