El sofá de una casa que visito me lo sugirió.
Yo le hice caso y me lo pregunté:
qué soy, en estas vidas que vivo.
'Qué soy',
yo quempiezo a pensar en la sala del primo,
'una contradicción sentada en un sofá'.
Me quedé callado,
medio lamisquié la mano
donde el primo me había untao ambil.
Soy un travalenguas a mí mismo
y un travaojos a los demás.
No hablo por hablar,
aunque siempre tenga la bocabierta.
Se me han puesto en cada hombro,
a la vez, la luna y el sol,
uno en el derecho,
y otra en el siniestro.
Menternece hasta el pánico la miseria.
Llevo acunadas, desde que me brotó consciencia,
varias verdades que cuido como reciénacidos.
Ni se parecen porque son bastardas,
vienen de todos laos.
Me despierto uno
y he acostao tantos.
—Estás vivo —el primo me aconseja sin alarma,
—eso es todo,
no tenés más mal quése.
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