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miércoles, 2 de abril de 2014

Loló,


Noche, 1952-56, Marc Chagall
As noites!  Qué chorrera de vida en común son las noches.  Qué magníficos estados del alma, qué potencia hay en las miradas cómplices…  Hay noches que la pelota no se sale de la línea, y seguís luchando…  A mí me gustan ésas… Las hay sucias, amenas e intensas e intrigantes y variopintas, pídala como quiera.  Cada noche es diferente, aunque se repitan.  Las ceras son altas y bajitas, la luz es mínima o amarillo naranja.  Llegan, en la noche, toda clase de ebrios libres.  De piantaos sin problema.  Vos podés elegir entre sacarles lo que fuere posible sacar a un oscuro viandante las más veces ebrio o hechizado.  Si es que algo se les puede sacar, porque ya hemos tenido tiempo de comprobar que no siempre todas las personas tienen algo bello —por lo menos— qué decir, sea rico, gordo o lunático, sin excepción: hay mucho idiota debajo de las cobijas.  O irse directamente a la cama, a la mala ficción de los TV shows.  Tratar de dormir, o esperar a quel cuerpo pida el sueño.  Tantas noches, tantas elocuencias y desvaríos, bellos, a demás.  Las historias que nos hemos hecho tienen, casi por exclusividad, escenario nocturno, a veces nocherniego…  Siempre con los sentidos puestos activos a la manera de los radares.  Entregados al vicio de la risa; la risa es el objetivo final de toda actividad social, de toda experiencia conjunta, más si son dos no más.  El que no se ríe ofende.  Y yo he preferido, siempre, la risa sobre el descanso.  As noites!  Nos queda todo por decir en cuanto a la noche…

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