“Harpócrates, váyase…El silencio ya no necesita dios…”
Si había platos y el miedo menguó el apetito
Pido no sentir hambre después.
Lo ques mucho pedir.
Porque las ganas caen derramadas desde adentro.
Y el tiempo mengúa las aguas.
O las ensucia.
Y somos tan chiquitos.
Y recibimos tan poco.
A pesar del reguero que se nos da…
Le debo a la vida olerla.
A las calles ignorarlas menos.
Le debo al poste una orinada
Y a las mangas revolcarme solo y acompañado.
Te debo soplos.
Nadie aprendió mejores caricias,
El viento está hecho de manos.
El tiempo nos es aún todavía.
Y no es redundacia decirse vivo.
Si encuentro lo que vi en su boca…
Si agarro el hilo desta historia…
Si mirás y veo…