El punto es que comenten; ustedes saben, queridos: es necesario...

lunes, 26 de septiembre de 2011

Anancástico, del griego anagkasticós, obligatorio: obsesivo.

"Pero seguí el denim que te apretaba. La invitación, y no lo negués, no pudo ser mejor."

Digamos que podemos hablar en primera persona, yo, aunque, ¿cuántas otras cosas no estaremos perdiendo al no decir él ve y sí yo veo? Ésto se le pregunta a un maestro. Entonces, yo esperaba en la esquina desde donde se ve el Miguel "Ángel" Builes, hablando, procrastinando, dirían, sin acabar de cruzar la Beatífica, donde estaba desde que movime de Bostón, hablando con D. el tío, lamentando la condición, recordando a risas las historias que siempre recordamos. D. el tío, esperando también, recostado contra el riel de la persiana, me decía que los años añejan a la gente, que nada es en nada lo mismo ahora que antes. Yo le estaba escuchando, atento y cabizbajo, asintiendo a tiempo, impecable hasta ver pasar el denim diciéndome hola o adiós, despacio, con su mamá o tía o su primastra política. La invitación del denim. Fogo lento. Constante. Démosle nombre o adjetivo al estado en que quedé, al lado de D. el tío, en medio de la conversación, anancástico. Entonces debí haberle dicho que las mujeres llevan en la boca sandía o chocolate. Y si se saludan se ven se huelen o se imaginan, vuélvese ineluctable el recuerdo del chocolate o la sandía, con todo lo que lleva eso en sí. La conversación no duró mucho más. No estaba en condición social, obsedido por una sola imagen. La llamita pertinaz à la soplete. Seguí caminando, esquivando, lamentando, asintiendo, mitigando mi camino a casa. Búsquele remedio al dolor que está usted en su casa, so I did. Nonán. Además, ¿quién saca en medio de la noche los labios chocolate que le besen hasta el sueño y amanezca sin ganas, curado del "dolor"? ¿Las mujeres de la televisión saben tenerse en denim y decir hola o chao removiendo, remordiendo, remorando? No queda otra salida, en primera persona, para poder seguir con el torrente de las otras cosas, sino el tobogán en bajada del desahogo en memoria de, catarsis dirigida; respirar sin mocos, tomar agua limpia. Aunque, hay que pregutar: porque escriba acordándose della, ¿le pesa menos al obseso su obsesión?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Al señor de Villalobos...

Se podría decir que todo es una ficción, dearest, porque estamos atravesados por la distancia. De lejos creemos saber qué le pasa al otro. El otro, que escribe para comunicarse, como le queremos llamar a eso. Si escribe, hace transacción de información entre Psiqué y Grafós. O sea, lo que él conoce lo pasa a la escritura y, como a toda traducción, le sobra viruta o le falta retoque. Se reinventa en la escritura lo que inicialmente tenía el hombre adentro. Sin insistir en la distancia en la que estamos unidos, entrecomillado. ¿Qué entendemos por "unión" sino presencia? Y, ¿a qué nos huele la presencia? A una letra. Un signo. Abren la ventanita, la del feis, a ver si, quizás, los textos los mencionan, a ellos o a veces a mí. Una frase de ayer en la ventana significa presence, vous croyez? Y entonces los vítores de unión, de intercomprensión —sin haber discutido aún lo que cada uno entiende por comunicación que el sólo conjunto de definiciones son la prueba de su inexistencia. Y creemos que estamos en lo real, haciendo lo que hacemos...

Boa sorte,

—Gustavo, otra ficción.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lecturas:

La visión de los vencidos de Miguel León-Portillas. La pregunta empieza aquí. ¿Cómo vieron los indígenas mal llamados la Conquista? Siempre nos hemos remitido a los coronistas de Indias como única fuente histórica para leer la llegada de los españoles a América. Pero, viéndolo bien, viéndolo, el choque que culminó con la total realización de la historia occidental, en palabras de Arciniegas, ¿no tuvo como protagonistas a europeos —italianos, españoles, portugueses— y los "naturales" de Tierra Firme, Nueva España, Islas? ¿Por qué, entonces, parecemos reacios a ver el otro lado del choque? Fray Bernardino de Sahagún, franciscano, nos ha contado siempre lo que Alva Ixtlilxochitl vio y sufrió y contó, en castellano, además. La edición mexicana de 1891 de sus Obras históricas es un homenaje a Colón, descubridor y gran líder de la empresa conquistadora.

Si a la Filología, como es dicho, le incumbe la cultura, y la fecha de 1492 marca la llegada definitiva de los europeos a América, donde "la historia empieza a caminar de otra manera", valdría la pena seguir indagando ahí, en la fisura que se revela al encontrarse dos cuerpos no antes vistos ni sospechados. La imagen que el uno se hace del otro. Tzvetan Todorov expone cómo el español ve, o entrevé, o no ve, al "indio", León-Portillas a la inversa, cómo el pueblo nahua ve a los seres de piel blanca, los que creyeron, una vez, dioses, los popolocas, los bárbaros. Digo, entonces, que buscar entre los pliegues del choque de los que nos dieron nacimiento sería rodear el escenario de nuestro origen.

Sin embargo, de esos dos cuerpos que chocaron violentamente en muerte, en robo, en violación, surge, a causa de la última, un nuevo cuerpo, casi tan diferente del español como del "natural" destas tierras, el fruto dese mestizaje: el criollo, "la formación de mundos nuevos en el Nuevo Mundo", "la creación de nuevos sujetos históricos mediante de los múltiples procesos de mestizaje e hibridación" (1). Este nuevo sujeto histórico, cuyo estadio actual somos nosotros, ¿qué imagen tiene de su antepasado el español, del nahua o muisca que se cruzó con aquél otrol?, ¿lo que sabe de ellos le revela algo de sí mismo? ¿Cómo se manifiesta este nuevo sujeto histórico, el mundo nuevo en el Nuevo Mundo, el cual será distinto e independiente en el XIX, cómo es caracterizado, en qué se parece o se diferencia de los anteriores? ¿Quién es éste nuevo? Si lo vemos, por ejemplo, en Los cortejos del diablo de l'ecrivain colmbien Germán Espinosa, ¿cómo manifiesta el narrador esta mirada inaugural? ¿Cómo las formas narrativas hablan de esa nueva visión en cuanto a la elección de esas formas y no otras?




A Marage:

-¿Vale la pena pegarme al concepto de identidad?



1. Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas (siglos XVI-XX) Pag. 7